Este año me ha cundido. En cifras, han sido dos libros abandonados, 30 acabados y uno en marcha. El ebook que me regaló Novio Noel el año pasado está más que amortizado, he continuado comprando libros en papel, pero el no tener que cargar con peso en el bolso durante mis trayectos diarios en transporte público, ha hecho que lea mucho más.
Ha sido también un año de sagas y de trilogías. Un año en el que la literatura fantástica le ha ganado terreno a la novela histórica de mis amores, y un año en el que han abundado los libros de corte “juvenil”. Y ha sido un año con tres claros protagonistas: J. K. Rowlin, Trudi Canavan y Patrick Rothfuss.
Este año lo recordaré siempre con cariño porque ha sido el año de las novelas de Harry Potter. Leer estas novelas de J. K. Rowlin no es una simple lectura, es vivir una experiencia. Lo viví con Canción de Hielo y Fuego y, sin duda, lo he vuelto a vivir con estos maravillosos siete libros. Las siete novelas cayeron en dos tandas, entre las cuales intercalé otras lecturas.
La experiencia me dejó al final con una horrible sensación de síndrome de abstinencia, algo inédito hasta la fecha. Me sorprendía deseando salir del trabajo para continuar la lectura, para darme cuenta de repente que ya lo había terminado y sentir a continuación una sensación horrible de vacío.
Con fantasía comencé el año y con fantasía lo estoy terminando. El 4 de enero comencé con Festín de Cuervos. Muchos coinciden en que es un libro de transición y muchos otros incluso añadirían que es una auténtica putada, porque deja fuera a algunos personajes muy importantes. Lo que fue para mí este cuarto volumen de Canción de Hielo y Fuego lo podéis leer en este enlace.
Dos años después de haber empezado El Nombre del Viento, me decidí a darle una segunda oportunidad, y no puedo alegrarme más. En este enlace tenéis lo que escribí hace muy poquito sobre el primer volumen de esta historia maravillosa escrita por Patrick Rothfuss y actualmente me encuentro absorbida y atrapada por El Temor de un Hombre Sabio. Otra gran experiencia que merece ser vivida y recordada.
Más fantasía: Las Crónicas del Mago Negro, trilogía etiquetada como fantástica y juvenil, escrita por Trudi Canavan. Comenté con detalle, en tres entradas independientes, los tres volúmenes de la trilogía: El Gremio de los Magos, La Aprendiz y El Gran Lord. Una gran historia que avanza in crescendo: el primer volumen me pareció muy bueno, el segundo fabuloso y el tercero extraordinario. Un gusto.
Y también dentro de lo juvenil encontramos la trilogía de Suzanne Collins: Distritos. Los Juegos del Hambre, En Llamas y Sinsajo. Me duraron los tres más o menos una semana. Literatura juvenil de ciencia ficción, le llaman. Yo le llamo droga dura. El que se fue más rápido fue En Llamas, que leí en un solo día. Enfermizo. Aquí escribí sobre Los Juegos del Hambre, el primer tomo de la trilogía.
La novela histórica no podía faltar, y me ha deparado una de cal y una de arena. Dos de mis autores favoritos del género me han decepcionado: Valerio Massimo Manfredi, con un soporífero Talos de Esparta, y Bernard Cornwell con Azincourt (de la que os hablaré largo y tendido en breve… lo tengo en el horno). Pero en cambio, he hecho un descubrimiento espectacular:
Halcón, de Gary Jennings, una de las novelas históricas más completas, detalladas y apasionantes que he tenido el placer de leer. Nos narra las memorias de un godo hermafrodita llamado Thorn, sus aventuras, sus inquietudes, sus conflictos más íntimos y su estrecha relación con Teodorico, el rey de los ostrogodos, en el marco de una Europa convulsa tras la caída del Imperio Romano de Occidente. Apasionante.
Y es de obligado cumplimiento que yo le rinda un pequeño homenaje a otro de los libros que he leído en 2011: Ecos del Pasado, de Diana Gabaldon. Séptimo libro de la saga de la historia de Jamie y Claire Fraser. Una novela romántica que también puede considerarse histórica o de aventuras. Yo no le pongo ninguna otra etiqueta que no sea: “de la Gabaldon”. Y aquí os dejo lo que escribí en Anobii sobre ella:
“Mientras iba leyendo los primeros capítulos de Ecos del Pasado, y sobre todo teniendo en cuenta su extensión, iba pensando que Diana Gabaldon ya podría haber finiquitado la saga hace tiempo, y dejarnos con el recuerdo de unos Jaime y Claire jóvenes y vitales. Pero rápidamente cambié de opinión: no son tan jóvenes, pero nadie les gana a vitalidad. Y las nuevas generaciones, los adultos jóvenes y los niños que van apareciendo a lo largo de la historia, tienen tanto que contar, tanta importancia y tanto peso de la trama sobre sus hombros, que ninguno es prescindible.
Los cambios de ritmo en el libro son muy destacables: del mismo modo que una batalla es narrada hasta el último detalle, se producen saltos significativos en el tiempo y se soslayan algunas situaciones que en principio podrían haber llevado más tiempo en términos de narración. Además de los cambios de ritmo, puede que como a mi, te asalten cambios de opinión en cuanto a tus preferencias: por mi parte, si al principio del libro lo que más me gustaba era leer cómo les iba a Roger y a Brianna, a medida que iba avanzando la historia, me interesaba más por Willie o por Ian Murray.
De lo que no cabe la menor duda es que el final de este volumen ha sido trepidante, emocionante... no pude evitar soltar alguna que otra lágrima durante uno más de esos intensos reencuentros a los que Diana Gabaldon nos tiene acostumbrados... y con unos personajes que ya forman parte de mí.
No en vano, leí Forastera por primera vez en 1997 y cada año he intentado leer un volumen de la saga al menos: si no coincidía con el lanzamiento de una nueva entrega, repasaba Forastera (que he leído unas 7 veces) o Atrapada en el Tiempo o Viajera, que no le van a la zaga. Cuando Gabaldon ponga punto y final a la serie de Outlander, no podré ni creérmelo”.
También ha sido el año en el que he leído dos biografías muy interesantes sobre dos artistas excelentes y muy carismáticos: Slash y Ozzy Osbourne. Si tuviese que quedarme sólo con una, I Am Ozzy ganaría por goleada, por las risas sin fin. Aquí tenéis el link sobre ella para Apartamento666. Y aquí, tenéis el que escribí sobre la de Slash para el blog de DiscK7.
Más música y más historias sobre músicos las leí en el libro de Anecdotario Rock, un libro fabuloso, para tenerlo siempre a mano, para no dejar de consultarlo y divertirse con “Las anécdotas y curiosidades más absurdas del mundo del Rock”. Felicidades a Mª Encina por haberse atrevido con el papel.
En definitiva: mucha fantasía, algo de historia, mucha música… y muchas otras historias que no encajan en ninguna de estas categorías. También algunas decepciones, libros que han pasado sin pena ni gloria por mis manos, otros que han quedado aparcados para momentos más propicios, y otros que abandoné, como El Conde de Montecristo.
Aunque mi intención era hacer una lista dando mi opinión sobre todos ellos, por cuestiones de tiempo, de espacio, y por respeto a quien venga de paseo por este blog, he desistido. Os invito a pasar por mi estantería de Anobii, para terminar.
¡¡Feliz Año Nuevo!! ¡¡Y Felices Lecturas!!
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