martes, 19 de junio de 2012

La Maga (Trudi Canavan)

La precuela de las Crónicas del Mago Negro nos sitúa unas décadas antes de los sucesos que nos narran los libros anteriores de Trudi Canavan. Los que estéis familiarizados con su obra, la encontraréis llena de curiosidades y explicaciones interesantísimas, muy útiles para comprender los orígenes, no sólo del Gremio de los Magos o de la magia superior, sino también de la organización política y social de Kyralia y de Sachaka, su conflictivo país vecino. Los que aún no conozcais la trilogía, podéis leer esta historia perfectamente y con tranquilidad, ya que se trata de un libro independiente, que probablemente os abra el apetito y os anime a seguir con el resto de novelas.

La protagonista de La Maga es Tessia, la joven hija de un sanador de pueblo que, tal y como le ocurrió a Sonea en El Gremio de los Magos, descubre su potencial mágico al verse expuesta a una situación extrema y violenta. El sueño de Tessia es ser sanadora, pero los convencionalismos sociales de su época y país no le ponen las cosas fáciles. Además, al desarrollar su potencial mágico y entrar como aprendiz de Lord Dakon, los sanadores verán en ella un peligro: sus poderes pueden ayudarla a ser más competitiva.

El núcleo de la obra es el aprendizaje de Tessia bajo la protección de Lord Dakon y junto a su compañero Jayan, el otro aprendiz del mago. Hay muchos más personajes en esta historia, que van apareciendo y tomando importancia a medida que el trío protagonista actúa y se desplaza. Y el trasfondo de la acción no puede ser más convulso y accidentado: Sachaka y Kyralia han roto su paz tensa, y la lucha por el poder entre estas dos zonas fronterizas desembocará en una guerra sangrienta.

Trudi Canavan sigue fiel a su estilo, haciendo algo de crítica social a través de sus personajes, dividiendo la acción en diferentes escenarios con diferentes personajes que acabarán por encontrarse, y también, siendo un poco 'torpe' en lo que a romanticismo se refiere. Si buscáis tórridos romances entre jóvenes magos, ya os aviso de que La Maga es muy descafeinada en este aspecto. Pero si buscáis acción y aventuras, esta novela os las ofrecerá en más cantidad que en su secuela.

Yo le pusé un 4 sobre 5 en Anobii y sin duda la recomiendo para aquellos que gusten de la literatura fantástica sin pretensiones y sin complicaciones. Podéis leerla antes o después de la trilogía, y tal y como hice en el post de El Gremio de los Magos, os aconsejo que dejéis a un lado vuestros prejuicios y vuestros pensamientos sobre Harry Potter, ya que, aunque los protagonistas sean en su mayoría jóvenes, estamos hablando de una ficción algo más adulta.

jueves, 14 de junio de 2012

Juego de Tronos (2a temporada): 'Fuck the King'


 CUIDADO: ¡¡HAY SPOILERS!!

Ya han pasado varios días desde el final de temporada de Game of Thrones. El tiempo justo para empezar a echarla de menos y para empezar a plantearse la relectura de otro de los volúmenes de Canción de Hielo y Fuego, justo después de devorar Danza de Dragones, claro.

Ahora, en frío, es cuando llega el momento en el que me pregunto si la temporada me ha gustado... La respuesta es sí, pero menos que la primera. No han faltado los grandes diálogos, las interpretaciones magistrales y los escenarios y paisajes que dejan sin aliento. Tanta magnificencia pasa factura, y los costes contribuyen a que las temporadas sean más cortas de lo que sería deseable y a que se profundice más en unas tramas que en otras, a riesgo de que las elegidas no sean tus favoritas. Mala suerte.

Seguir una serie que es adaptación literaria tiene su parte buena y su parte mala, que son dos caras de la misma moneda: tienes una visión de la historia más amplia y un conocimiento más profundo de sus personajes, y precisamente por esto corres el riesgo de llevarte más de una decepción. Es inevitable que en algunos momentos, se tuerza el morro, se resople o incluso se maldiga. En esos momentos en los que te invade la duda y padeces una pequeña crisis de fe, solo tienes que pensar que George R.R. Martin está totalmente implicado en el proyecto y cerrar el pico o repetir el mantra 'por algo lo harán... por algo lo harán...'.

Muchos de los cambios que se han visto en esta segunda temporada con respecto a Choque de Reyes, sobre todo en lo que afecta a la relación entre personajes, han tenido una explicación más que lógica. Me ha parecido por ejemplo muy lógico el cambio de colocación para Shae, trabajando directamente con Sansa, y sobre todo me ha parecido genial y muy acertada la relación entre Tywin Lannister y Arya Stark, que no existe en la novela. Ha dado grandes momentos y unos diálogos muy buenos, que no han sido los únicos buenos ratos que nos ha hecho pasar la pequeña Stark... no olvidemos sus encuentros con Jaqen H'ghar, otro fantástico personaje. 

En cambio, los grandes perjudicados en esta segunda temporada de la serie han sido Daenerys Targaryen y Jon Nieve. Con respecto a la primera, no me ha gustado nada la manera en que su travesía por el desierto y su estancia en Qarth han sido adaptadas. No me ha gustado cómo nos han contado su paso por la Casa de los Eternos, y tampoco me ha gustado el secuestro de los dragones, básicamente porque me encanta verlos en pantalla y esto nos ha privado de muchos minutos de esas pequeñas bestias tan adorables.

Y en lo referente a Snow, confieso que esta primera parte de sus aventuras en tierras más allá del Muro no me interesaban demasiado ni en las dos ocasiones en que he leído el libro, así que no he prestado excesiva atención en su aparición en la serie. Me ha gustado la elección de Rose Leslie, vista en Downton Abbey, para el papel de Ygritte, y por supuesto me encantó oir el 'You know nothing, Jon Snow', como a todo el mundo. Nada más que añadir.

Del resto de tramas, destaco en positivo la de Theon Greyjoy y su ataque a Invernalia, aunque a juzgar por lo que iba leyendo en redes sociales y escuchando de mis amigos, la parte de la presunta muerte de los pequeños Stark no representó un golpe de efecto tan fuerte como lo hizo para los que en su momento leímos la novela. A mí me pareció que estuvo correcto sin más, pero entiendo que en mi caso el factor sorpresa se perdía y no es lo mismo. Y para terminar con Theon: da muchísima más rabia en la serie que en las novelas, así que ahí creo que lo han bordado.

Punto positivo también para la escena del parto de Melissandre, cuando en presencia de Davos da a luz a esa sombra que acabará con la vida de Renly. Y magistrales los hermanos Tyrell, tanto en la resolución al final como en ese triángulo amoroso, viciado y ambicioso que propone Margaery al pequeño de los Baratheon, y sus ardientes deseos de ser, no una reina, sino La Reina. Súper a favor de la elección de Natalie Dormer para el papel, ya que le viene como anillo al dedo.

Si bien todas estas tramas han estado suficientemente bien llevadas y han cumplido con las expectativas que pudiese tener, la que no ha brillado lo que debía, pero que tampoco ha sido desdeñable, ha sido la de Robb Stark, su madre, Brienne y Jamie. Aquí, una parte de lo que vemos en Tormenta de Espadas asoma la nariz, lo justo para que todos los frentes avancen y nos situemos ante la que se nos avecina. Impresionante por cierto la figura de Gwendoline Christie, actriz de 1.91m que interpreta a Brienne de Tarth y que deja a todos los que la rodean como liliputienses, incluído a mi amado Nikolaj Coster-Waldau, quien no ha tenido demasiados minutos esta temporada, pero que en la siguiente... me froto las patitas.

El escenario y el personaje protagonistas absolutos de esta temporada han sido Desembarco del Rey y Tyrion Lannister, el favorito de tantos. Su ratio de frases ingeniosas por capítulo ha sido elevadísimo, y Peter Dinklage está haciendo el papel de su vida. Yo aún lo recuerdo por su paso por Nip Tuck, en aquel papel tan marciano como marciana era la serie en su conjunto... Pero está claro que todo lo que hayamos visto del actor hasta la fecha quedará olvidado gracias a su paso por Juego de Tronos.

No ha sido Tyrion el único que ha brillado en Desembarco del Rey. Tanto Bronn, como Cersei, como Varys nos han dado buenos momentos y han mantenido grandes diálogos, pero personalmente me quedo con el Perro, un personaje por el que siempre he sentido debilidad. Me gusta su extraña relación con Sansa, me interesan mucho sus miedos y traumas, y me entusiasmó ese gran 'Fuck the King' en el súper capítulo Blackwater.

De nuevo un capítulo épico que abría la puerta a un final de temporada más tranquilo, igual que sucedió en la primera temporada, con la decapitación de Ned Stark en el penúltimo episodio. Un capítulo en el que vemos la fragilidad de un Reino dirigido por gobernantes incapaces que viven tan lejos y tan desconectados de su pueblo. Un pueblo, unos sirvientes, un ejército, cuya lealtad es también cada vez más frágil, sobre todo en un momento en el que tantos dicen ser el Rey, que una ya pierde la cuenta.

En resumen: sí, me ha gustado. A pesar de todos los 'peros' que suelen aparecer cuando se trata de una adaptación literaria. Hay que aprender a sentarse y disfrutar de la función, sobre todo si tiene una pinta tan espectacular y unos actores y actrices que saben hacer tan bien su trabajo. La cuenta atrás para la tercera temporada ya comenzó. Estamos de celebración: falta un día menos para el estreno de la tercera temporada de Juego de Tronos.

miércoles, 6 de junio de 2012

Nada de lo anteriormente mencionado

Ni libros, ni series ni Rock and Roll. Este es un post sobre mi día a día. Lamentablemente, sobre algo que veo demasiado a menudo en mi día a día. Si queréis perder la fe en la raza humana, tengo la receta infalible: ser viajero habitual del transporte público. Creo que cualquiera puede servir, pero en mi caso se trata de Renfe Rodalies.

Hoy, como muchas otras veces, he visto desde una distancia prudencial, la injusticia, y la falta de educación y de civismo de la gente. Y hay que generalizar: somos todos unos egoistas, unos maleducados, trozos de carne con ojos sin humanidad que nos merecemos todo lo malo que nos pase. Ni español, ni catalán, ni emigrante, ni hombre, ni mujer... nada de esto vale, en esto del individualismo elevado a la máxima potencia todos jugamos en la misma liga. Ande yo caliente, ríase la gente.

Esta mañana, he podido observar cómo una embarazada en un estado muy avanzado (no soy experta, pero diría que estaba en sus últimas semanas) ha tenido que hacer casi todo su trayecto de pie en el vagón. A su alrededor, siete personajes susceptibles de cederle el asiento, a saber:

Una mujer de mediana edad, gafas de sol, música en los oídos; dos chicas jóvenes, una iba durmiendo, la otra casi pero no; dos hombres de mediana edad, uno con el e-reader y el otro con el periódico, y finalmente, dos de esas nuevas hippies que tanto abundan, por lo menos en Catalunya... sí, de esas del flequillito a media frente, con pantalones anchos de colorines y todo el look 'voy de guays pero apesto'. Ya sabéis a lo que me refiero. 

Pues me voy a centrar en estas dos últimas individuas, que iban hablando de un lado al otro del pasillo, así que sin duda veían a la chica, ya que estaba prácticamente en el medio de su conversación, y porque, qué coño, ¡eran mujeres! Sí, creo que si una mujer ve a otra mujer en apuros, resoplando, sudando, cambiando el peso de un pie a otro, apoyándose como puede donde puede y cargando un bombo enorme, tiene que sentir como algo se le remueve por dentro y saltar como si tuviera en el culo un resorte, aunque sea por eso tan egoísta de... por si me veo yo un día en la misma situación.

Pero no. Aquí la única que se sentía mal, aparentemente, era yo, que lo observaba a unos metros y que ha llegado un momento en el que digo, 'voy y les digo algo'. Pero al repasar mentalmente lo que iba a decir y a quién, se me ha hecho un nudo en la garganta y se me han saltado las lágrimas, de pura rabia que sentía. Soy una idiota y una cobarde. Por no querer dar el espectáculo, me he quedado donde estaba, sintiéndome miserable y egoísta, avergonzada por mí y por todos los que han demostrado no tener ni una pizca de educación ni de vergüenza.  

Aunque he podido tener un buen gesto con ella casi al final del trayecto, esto no ha sido suficiente, porque ella ha tenido que ir de pie durante unos 25 minutos de viaje y yo no puedo evitar sentirme culpable por no haber intervenido. Algunos se estarán preguntando: ¿Ha pedido ella que alguien la dejase sentar? Pues no, pero, ¿tenía que pedirlo?

martes, 5 de junio de 2012

Personajes y personajillos

Esta semana he abandonado otra serie, últimamente tengo la mano muy suelta. Le ha tocado a Touch. Quizá a estas alturas, muchos de mis compañeros bloggeros y/o seriéfilos ya la tengan más que olvidada, pero yo iba muy despacito con ella. No era prioritaria y, tras cinco episodios de sentir que no pasaba nada y de aburrirme, decidí darle puerta. Pero el hecho de que no pasase nada y de que Keifer Sutherland dé cada día más repeluco no ha sido todo... también tiene mucho que ver el personaje del niño protagonista.

A lo mejor es que es cierto que los niños en las series de televisión casi siempre son repelentes y sobran. A lo mejor es que, simplemente, a este personaje no hay por dónde cogerlo. Este niño autista es uno de los personajes más inverosímiles que he visto en la tele recientemente. O más que el personaje en sí, lo que me ha parecido más inverosímil es la manera en la que los adultos se hacen cargo de él. Sí, sí, sé que es una serie. Sé que es ficción. Lo sé. Pero hay que darle a la ficción una base en la que sustentarse, que no estamos hablando de Juego de Tronos, ni de True Blood.

¿Me estás queriendo decir, señor guionista, que a ese niño lo tienen sin vigilancia 24 horas, simplemente bajo la supervisión de su amantísimo padre? Desde el primer episodio se nos muestra al niño encaramado a una torre de telefonía. También lo vemos cruzar avenidas muy transitadas sin mirar, trepar por escaleras de incendios y caminar solo por una ciudad como Nueva York. Y tampoco se deja cortar el pelo. Pero da lo mismo, porque le crece lo justo y necesario y en la dirección adecuada para ir siempre monísimo y graciosísimo. Pues vale.

Hablaba de True Blood y me ha venido a la cabeza el personaje de Elena Gilbert en The Vampire Diaries. Ni a una ni a la otra les podemos pedir sentido común, por razones obvias, pero si hay una cosa que siempre me he preguntado cuando disfruto de las aventuras de Sookie y de Elena es: ¿No se ha planteado nunca irse a vivir a otro pueblo? También me pregunto qué clase de pensiones de orfandad pagarán por ahí, para que puedan vivir sin ingresos... Pero pasemos a otra cosa, porque no podemos pedirle sentido común a The Vampire Diaries ni a True Blood. ¡Eso jamás!

Otro personaje inverosímil es el de Jorge García en Alcatraz. Nuestro viejo amigo 'Hurley' es un gran tipo. Es un tipo enorme, no descubro nada nuevo. En Alcatraz ofrece sus servicios de asesoramiento a la detective que ha de investigar el caso de los presos desaparecidos, en calidad de erudito en la materia. Hasta aquí, bien. Pero en el momento en el que vemos al entrañable Hugo Reyes intentando correr detrás de un sospechoso, o bien subirse o bajarse de un coche deprisa porque se le escapa el malo, aquí ya empiezan a ir las cosas mal, simplemente porque no puede, porque tiene los movimientos tan limitados que cuando ha conseguido bajarse del coche, el criminal ya está en otra ciudad.

Y quiero aclarar que no estoy de broma, ni me estoy cachondeando ni nada parecido, solo me quejo de que no es viable poner a una persona tan obesa interpretando a alguien que hace trabajo policial a pie de calle, porque no es creíble (y hace sufrir un poco).

Hay muchos más ejemplos de personajes inverosímiles o poco creíbles. Me viene a la cabeza por ejemplo el hecho de que a la joven Emily Thorne / Amanda Clarke de Revenge le haya dado tiempo, teniendo en cuenta su juventud, a aprender artes marciales a lo Kill Bill, dominar el japonés, y sobre todo, establecer una red de contactos que ni el mismo Tony Soprano en sus mejores días, en la que todos le deben favores.  ¿He dicho Tony Soprano? ¡Que ni el KGB! ¡Los deja en bragas!

También son jóvenes 'muy vividos' los muchachitos y muchachitas de Gossip Girl, que en su primera temporada, y aún en el instituto, se decían: '¿Te acuerdas de aquello que hicimos en Saint Tropez aquel verano...?'. Y lo que hicieron fue una cosa muy escandalosa y muy fueeeerrrrrteeeee... con 12 años, si te paras a echar cuentas.

Bien, bromas aparte, todo esto es ficción, y no es más que puro entretenimiento. Supongo que si los personajes principales de nuestras series favoritas se acercasen un poquito más a la realidad, serían muchísimo más aburridos y las historias en las que participan no nos atraparían con la misma intensidad. Para ver realismo, tenemos las noticias y los documentales. Pero sí que, de vez en cuando, hay personajes que chirrían tanto que no te dejan más salidas que reirte de ellos o ignorarlos para siempre.