miércoles, 31 de agosto de 2011

Verano de 2011: LIBROS

JUNIO - JULIO:

Empezaba el verano y yo terminaba mi relación con Harry Potter. Encadené Harry Potter y El Misterio del Príncipe y Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte, y los devoré con tanta rapidez y pasión como con los cinco anteriores. Al hablar de literatura siempre me gusta hacer una distinción: o lees un libro o vives una experiencia. Harry Potter es una experiencia, y no me arrepiento de que esta experiencia me haya llegado a los 32 años y no a los 13 o a los 15 o a los 17. Creo que la saga de Harry Potter es una historia apta para todas las edades, que te arrastra a un universo de fantasía eterno, infinito y maravilloso.

Y terminé el mes de junio empezando la biografía de Ozzy Osbourne: I Am Ozzy. Un cambio radical. Y un recuerdo que siempre irá de la mano de este libro: leyéndolo mientras tomaba el sol en la piscina del Hotel Tryp Los Ángeles, en Getafe (Madrid), antes de los conciertos del Festival Sonisphere. ¡La vida puede ser maravillosa!

Hice la crítica para Apartamento666, en la que dije, entre otras cosas:

Si tuviese que describir el libro utilizando tan sólo una palabra, esta sería sin duda: Divertido. Y es que me he reído a carcajadas. Muchas de las historias que nos cuenta forman ya parte de la memoria colectiva de los amantes del Rock y del Heavy Metal, pero muchas otras, sobre todo las que hacen referencia a los años previos a la formación de Black Sabbath, me han parecido tremendamente interesantes y en ocasiones, me han sorprendido. (…) os recomiendo encarecidamente su lectura. No sólo por los momentos divertidos, hilarantes y curiosos, sino también por la lección de historia del Rock a la que os enfrentaréis. Tanto si sois fans del vocalista como si no, este libro es altamente recomendable. Lo leeréis en un suspiro, os lo aseguro, ya que su narrativa es rápida y ágil, y además, como acompañaréis esta lectura de muchas risas, seguro que no os arrepentís”.

(Si gustáis, haced click aquí y podréis leer la review entera).


JULIO - AGOSTO:

De la historia del Rock and Roll me apetecía dar el salto a otro tipo de historia. Recuperé la lista de los ensayos de Isaac Asimov y me decanté por La Formación de América del Norte. El hecho de haber leído en abril el último volumen publicado de la saga Outlander (Forastera) de Diana Gabaldon: Ecos del Pasado, contribuyó a este antojo. Pero la experiencia me salió rana: me apetecía leer sobre las colonias inglesas, la Guerra de la Independencia… y después de tanto español y portugués paseándose por allí, me cansé. No tuve voluntad para saltar capítulos hasta encontrar lo que me apetecía leer, así que lo abandoné.

Y siguiendo la recomendación de Pilar, con la que no sólo comparto consejos sobre series sino también sobre libros, le pedí prestado a mi suegra un libro de Paul Auster, autor que no conocía. Leí Brooklyn Follies y me gustó mucho. Un tipo de novela sobre gente corriente a la que le pasan cosas mundanas. En realidad, cuando me preguntan “de qué va”, respondo que no va de nada concretamente, que va “de un tío”. Pero es una historia bonita. Así que lo recomiendo. Se lee rápido y es muy sencillo en las formas.

El mes de agosto estaba a la vuelta de la esquina. Había que encontrar un libro para las vacaciones propiamente dichas. Un libro de bolsillo y una apuesta segura. Uno de los autores que casi nunca me han fallado es Valerio Massimo Manfredi, por lo menos, no en sus novelas. Recuerdo que leí un ensayo suyo titulado Akropolis que no me gustó demasiado, pero… un fallito lo tiene cualquiera. Me compré la edición de bolsillo de Talos de Esparta. Manfredi, Espartanos… no podía equivocarme. Pues sí, me equivoqué. ¡Menuda decepción!

Con un trasfondo histórico inmejorable: las guerras médicas, la famosa batalla de las Termópilas y la revuelta de los ilotas, Manfredi no acierta en desarrollar una historia que en principio pintaba interesante. Cae en los tópicos que más se han repetido desde que a Homero le diese por arremangarse las mangas de la túnica. Es una de las narraciones más lentas y más aburridas que han caído en mis manos. No la abandoné porque estaba en Mallorca, no tenía otra cosa y no tenía tampoco ganas de comprar nada más. Lo terminé porque era una novela de Manfredi y, tras el regalo que nos hizo con la trilogía de Alexandros, le tengo mucho respeto. Pero… de nuevo: ¡Menuda decepción!


AGOSTO - SEPTIEMBRE:

Para curarme de ella me animé a darle una oportunidad a otro autor del que solamente he leído fragmentos de sus obras más conocidas, además de haber visto las adaptaciones al cine de algunas de sus novelas. Hablo de Charles Dickens y de Oliver Twist, el pobre niño pobre que tanto hace sufrir. Sin salir corriendo a comprar fuegos artificiales para manifestar mi alegría, os diré que me ha gustado mucho y que estoy animada para leer más obras del escritor.

Y me despido de las vacaciones para empezar mañana mismo a trabajar, leyendo Angelology de Danielle Trussoli. Una historia sobre una monja joven de la actualidad, residente en un convento de Nueva York, que descubre una serie de conspiraciones religiosas que tienen que ver con el pasado de su familia, a través de una correspondencia que ella, como bibliotecaria del convento, se encarga de clasificar. La novela no está exenta de fantasía y como su título indica, está ligada a la angelología, la ciencia que estudia los ángeles, así que ya os podéis imaginar…

Por el momento, y sin haber llegado todavía a la página 100, no me encuentro en disposición de recomendar (ni tampoco de desaconsejar) la novela. El hecho de que la protagonista sea una monja pone difícil que me identifique con ella, pero por otro lado, lo poco que llevo leído ha despertado en mí la curiosidad de querer saber a dónde nos quieren llevar. Pilar también lo está leyendo y creo que está, en parte, de acuerdo conmigo…

martes, 30 de agosto de 2011

Verano de 2011: SERIES - La Cara

Los tres meses de verano han dado para mucho en cuestión de series. Tanto, que me parece demasiado incluirlo todo en un único post. Así que daré primero las buenas noticias y en una próxima entrega… las malas.

LO MEJOR DEL VERANO: Miranda

Miranda ha sido mi serie favorita del verano. Y eso que ha sido el verano en el que me atreví con Parks and Recreation y The Big Bang Theory, con las que me lo pasé genial y me reí como loca. Pero es que Miranda se ha ganado el honor de permanecer indefinidamente en mi disco duro externo. Y esto, para alguien que lo borra todo y lo tira todo, es mucho decir.

Reconozco que lo primero que pensé cuando la vi fue: "qué tía más fea y más penosa". Y es que su torpeza en ocasiones te hará pasar vergüenza ajena, ya que tiene una facilidad asombrosa para ponerse en ridículo, ya sea con sus comentarios fuera de lugar o con sus irrefrenables impulsos de ponerse a cantar dondequiera que esté. Por cierto, algo que también me da vergüenza ajena de la serie es el numerito musical en cada final de episodio. Es el único "pero" que le saco. Pero como esto tiene fácil solución (avanzar al siguiente capítulo velozmente), no afecta negativamente a mi sensación general.

Miranda tiene 30 y pocos años, es poco agraciada y su corpulencia hace que sus "amigas" le llamen por el apodo Queen Kong. Aunque dice que se lo pasa bien viviendo sola en su apartamento, disfrazando a las verduras de personas y hablando con objetos inanimados, en realidad está loca por encontrar el amor. En concreto, quiere que Gary, el chef de su pub habitual, se fije en ella. Regenta una tienda de artículos de broma con su amiga Stevie, y tiene una madre asfixiante que quiere que su hija se case a toda costa, tanto si hay amor de por medio como si no.

Es una deliciosa aunque muy sencilla comedia británica que me ha hecho llorar de la risa y retorcerme con dolor de barriga en el sofá, con unos personajes adorables, empezando por la propia Miranda y siguiendo con Gary, que es un auténtico bombón, aunque el resto del elenco no se queda atrás. 12 episodios que volaron en una tarde y un desayuno. Con alegría recibo la noticia de que la tercera temporada de la serie está confirmada. Yo no puedo hacer más que recomendarla con tanto fervor como con el que Noa y Noe me la recomendaron a mi.

I DO IT MY WAY… y encima, acierto

En junio le dije adiós a una de las que para mi ha sido de las mejores del año: Juego de Tronos, la cual volví a ver por segunda vez en versión doblada al castellano; y bajé de la estantería a Hawaii 5.0., donde la dejé, en espera a que la climatología acompañase al espíritu de la serie.

Cuando me pongo a hablar o a escribir sobre la siguiente serie, siempre dudo: ¿Incluyo a Mujeres Desesperadas en la categoría de comedia o la trato como lo que oficialmente es? Cuando se proponen ser chorras, lo son más que nadie. Pero no hay que negar que la carga dramática y de intriga de la séptima temporada también ha sido importante. ¿Cuántas veces han estado estas señoras en peligro mortal por tener vecinos psicópatas? ¿No se han planteado en ningún momento cambiarse de ciudad, de estado o incluso de país? A destacar de esta séptima temporada, como siempre a Lynette Scavo que es mi predilecta y a destacar pero para mal a las hijas de Gabrielle Solís a las que no puedo ni soportar. Asco de niñas.

En agosto me subí por fin a la TARDIS. De nuevo, muy contenta por haber tomado en su día la decisión de acumular episodios y verlos como a mi me gusta ver Doctor Who: sin descanso. Al volver de mi semana de vacaciones en Palma de Mallorca, y antes de irme a visitar a la familia a Olot, le dediqué dos tardes a este fantástico grupito formado por The Doctah, Amy, Rory y River Song. Un primer tramo de temporada delicioso, con un séptimo episodio lleno de emociones fuertes y, como es habitual, una serie que pone tu mente a funcionar a mil por hora con sus intrigas y rompecabezas, y que luego no decepciona en sus resoluciones... no como otras (¿he oído a alguien susurrar "Lost"? A lo mejor he sido yo...).


REGRESOS y OPORTUNIDADES VERANIEGAS: Los Éxitos

Empiezo con dos series americanas, ambas etiquetadas como Ciencia Ficción: Falling Skies y Alphas. Ninguna de las dos me ha decepcionado, y ninguna de las dos ha tenido un efecto tan grande en mi como para que vaya por ahí escribiendo largo y tendido sobre ellas. Si tuviese que elegir entre las dos, no obstante, me quedaría con Falling Skies, con un final de temporada que deja las cosas más que bien para el año que viene. Me alegro de que vuelva y ahí estaremos para recibirla.

Y a este lado del Atlántico, una joya: The Hour. Es normal que comparemos series, aunque sea para que nos ayuden a la hora de recomendar o desaconsejar... Y a The Hour se la ha comparado con Mad Men y con Rubicon. En ambos casos, estoy de acuerdo. Pero, y no sé si se trata del poder de la novedad, creo que la británica sale ganando. ¿Será porque agradezco que su temporada haya sido tan corta o porque de lo que se ha hablado en estos seis episodios me era muy familiar? El trasfondo de Historia Contemporánea que se ganó mi corazón en el segundo episodio.

Prueba de que la serie me ha encantado es que la he seguido semana a semana, como otras más típicas del verano como White Collar o True Blood.

True Blood merece un punto y aparte porque esta temporada está mucho más encendida que la anterior, mucho más bizarra y mucho más absurda. Una locura de casi 60 minutos de duración, que a mi se me pasan en un suspiro. Incluso los personajes más inverosímiles, es decir, los hermanos Merlotte, están teniendo sus momentos de interés. Y no puedo cerrar el párrafo sin acordarme de la gran Antonia Gavilán de Logroño, que me hace reír con frenesí, casi casi como Miranda (bueno no, pero a su manera, ya me entendéis los que veáis la serie).

Y por último, otras dos fijas de cada verano: Entourage y Weeds, que han ido cayendo en grupos de dos o tres episodios por tanda. Ambas están en un momento excelente, y cada vez cuesta más armarse de paciencia y esperar esas dos o tres semanas entre sesión y sesión. Pero vale la pena.