martes, 19 de abril de 2011

Downton Abbey: Soberbia y adictiva


Las Navidades pasadas, la cadena británica ITV estrenó Downton Abbey, una de esas pequeñas grandes series inglesas de tan sólo 7 capítulos. Pero Downton Abbey no tiene nada de pequeña. Me perdí la oleada de fervor que la serie produjo cuando estaba en emisión y también el rebufo que se vivió cuando Antena 3 se puso a emitirla en España. Pero ya lo dicen... más vale tarde que nunca. Y nunca es tarde si la dicha es buena.

Y la dicha ha sido más que buena. Necesitaba una serie tan adictiva como Downton Abbey para quitarme el mal sabor de boca que algunas de las series que sigo me están dejando últimamente. Y quizá, algo peor: para curarme de la indiferencia que muchas de las series que sigo me provocan. Downton Abbey ha sido un remedio infalible que ha llegado justo a tiempo.

La serie arranca con el hundimiento del Titanic, es decir, en 1912, y esta primera temporada se cierra con el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914). En el marco de principios del siglo XX, pues, se desarrolla la historia de esta familia aristocrática que vive en el campo, no demasiado lejos de Londres. Los herederos a la propiedad de la familia fallecen en la tragedia naval, dando lugar a una serie de quebraderos de cabeza, intrigas y romances que afectarán a todos los habitantes de la casa. Tanto a los de arriba como a los de abajo.

Porque, heredera directa como es de Arriba y Abajo (una serie que disfruté en TV3 cuando yo era muy pequeña), en Downton Abbey vemos ese choque entre el mundo de los señores y los sirvientes, que viven tan cerca pero a la vez tan lejos, que son a la vez extraños y familia. Un abanico de personajes sublimes y un reparto formado por actores y actrices excelentes.

No falta el mayordomo omnipresente, el ama de llaves que se pregunta si ha tomado el camino correcto, el ayudante de cámara con oscuro pasado, las jóvenes y afables criadas y también los otros criados: los malvados y retorcidos; arriba están los señores y las señoritas, los pretendientes, la vieja viuda de lengua afilada... Y en todas partes: los cotilleos, las intrigas, las alegrías y las miserias.

Entre los factores a destacar: los diálogos, sobre todo las frases lapidarias de Violet, la Condesa Viuda de Grantham (la vieja de lengua afilada a la que me refería antes), interpretada por la gran Maggie Smith, y como momento simpático me quedaría con el “But... what is a week-end?!”. Sus reparos ante la electricidad, el teléfono, y otros signos de modernidad también son realmente dignos de ver. Este es otro punto fuerte de la serie: la ambientación y el reflejo de las maneras de pensar y de la sociedad de la época.

Una serie en la que resulta muy fácil hacerse en seguida con un favorito, ya que los personajes no son lo que se dice “complicados”: hay malos muy malos, buenos muy buenos, buenos que son buenos cuando les interesa, malos que están en camino de volverse buenos y buenos que antes fueron muy malos y ahora tienen que ser más buenos que nadie para enmendar errores.

A los que les gusten los topicazos: sí, Downton Abbey es, en definitiva, una serie de personajes (¡boom!). Pero yo preferiría etiquetarla como una serie costumbrista tremendamente adictiva, además de como una serie de época muy bien hecha y que se ve moderna. No sé cómo explicártelo mejor. Tendrás que verla. Y no te arrepentirás, sino que te quedarás esperando con muchas ganas su segunda temporada, que llegará en unos meses.


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lunes, 11 de abril de 2011

Camelot: Primeras impresiones


Me he llevado una decepción con esta adaptación de la leyenda del Rey Arturo que ha hecho Starz. La cosa no es tan grave como con Spartacus, que no me gusta nada, pero sí que esperaba mucho más de Camelot.

Tras tres episodios vistos, sigo dudando sobre si me la quedo o no. Así que ante tal disyuntiva, creo que lo mejor es seguir y ver si mejora o bien si a lo que me estoy dedicando es a coleccionar argumentos para luego criticar. Esto es así de sencillo.

Una de las cosas que menos me gustan, de entrada, es la elección del actor para encarnar a arturo: Jamie Campbell Bowen. No me convence, ya no sólo físicamente, sino tampoco con su actuación. En tan sólo tres episodios me ha ganado más el actor que interpreta a Leontes (Philip Winchester) que el protagonista. Mala señal.

El resto de actores tampoco me han convencido y, aunque parezca mentira, uno de los personajes que me parecen más interesantes es el interpretado por Joseph Fiennes, como Merlín (un Merlín muy digno y muy "modernete", por decirlo de alguna manera)... y Fiennes tampoco es que se caracterice por ser uno de mis actores favoritos. Mención especial merece el gran James Purefoy como el Rey Lot. Fue breve pero intenso.

En cuanto a Eva Green como Morgana, no tengo nada que decir. Más bien tengo que decir sobre la historia del personaje en sí, sobre cómo se nos presenta, qué postura adopta con respecto a su hermano... Nada coincide con las versiones de la leyenda que yo he leído, así que me resulta difícil no quejarme.

A veces se nos olvida, y a mi la primera, que las historias del Círculo Artúrico no son "verdad" (aunque a mi me guste imaginar lo contrario). En libros de Historia Antigua de la Gran Bretaña puedes ver cómo efectivamente, existieron los Pendragon, pero todo el mito de la espada clavada en la roca, etc etc etc... no son hechos probados en absoluto.

Así que esto va por barrios como la popularidad: depende de tus fuentes, te creerás más o menos la adaptación de Starz. Personalmente, me quedo con la saga de Las Crónicas del Señor de la Guerra de Bernard Cornwell, que aprovecho para recomendar a todo el mundo. Es mi favorita.

Eso sí: si os animáis a leerla, desenchufad esa parte de vuestra memoria cuando estéis viendo la serie. Porque entre que casi nada coincide y que los actores son bastante mediocres, os podéis llevar una gran decepción. Las comparaciones son odiosas.

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lunes, 4 de abril de 2011

Jackie, Tara y la Primavera

¡Por fin se terminó el invierno! Qué mal lo paso con el frío... Si pudiese, me encerraría en casa bajo kilos y kilos de mantas y no saldría hasta que los primeros rayos de sol de la primavera calentasen el ambiente lo suficiente como para sentirme cómoda. Por fin, esta época del año que tanto añoro durante meses llegó, y con ella, Nurse Jackie y United States of Tara.

Dos series que Showtime trae cuando en esta parte del Globo nos vamos olvidando del abrigo. Dos series que, con matices, se ganaron mis simpatías desde el minuto 1. Con Jackie nunca he tenido dudas. Con Tara... mi relación no ha sido tan estable, pero aún así, acabó por enamorarme.

Tanto Jackie como Tara me hacen sufrir. Mucho, además. Pero no es un sufrimiento angustioso como el que me producía Breaking Bad o como el que me prometía The Big C (ni siquiera le di la oportunidad de herir mi sensibilidad). Es un sufrimiento que se me hace muy soportable, en ocasiones hasta agradable y es en parte, gracias a esas dos actrices maravillosas que encarnan a estos personajes tan complicados.

Jackie (Edie Falco) es una drogadicta. Así que es, ante todo, mentirosa. La pobre Tara (Toni Colette) sufre un trastorno de personalidad múltiple. Así que tiene que bregar con una "habitación" llena de gente, que es su cabeza. Sus problemas son muy diferentes, sus trabajos son diferentes, sus casas son diferentes, viven en puntos diferentes del país, sus personalidades son diferentes...

Pero también tienen muchas cosas en común: a ambas las veremos al borde del precipicio una y otra vez. Ambas viven rodeadas por familias y amigos que les adoran. Tienen hijos que las quieren y hombres que las aman con devoción, y que aguantan carros y carretas. Quizá el marido de Jackie, por motivos obvios, está actuando de manera diferente ultimamente, pero el marido de Tara juega en la liga de Joe Dubois de Medium: "Disponible en la sección de Maridos Perfectos en Grandes Almacenes Inventados".

Me cuesta imaginarme estas dos series funcionando por separado. Mi subconsciente las relaciona hasta tal punto que, en mi cabeza, podrían perfectamente caber las dos en una serie mucho más "grande", en la que Jackie es enfermera en un centro de salud donde Tara acude regularmente para ser tratada de su trastorno. Estoy muy feliz por el regreso de ambas, con sus terceras temporadas. Ya consolidadas y con recorrido e historia a sus espaldas, son de estas series que consumo religiosamente al día siguiente de su emisión (o eso intento).

¡Ya es primavera en mi reproductor!


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