viernes, 31 de diciembre de 2010

Un 2010 Sin Piedad (o El Trol Seriéfilo)


En estos días en los que abundan esas listas de Lo Mejor del Año, he pensado: ¿Y por qué no hablar de mis malas experiencias seriéfilas a lo largo de este 2010?. Criticar es el deporte nacional y yo soy muy deportista (carcajadas).

Si por algo se ha caracterizado el 2010 que hoy despedimos, ha sido por mi falta de piedad o de paciencia con las series. Creo que en ningún otro momento había sido tan radical a la hora de echar el cierre y de mandar una serie a la basura. Y comentarios como: "¡No me puedo creer que no te guste La Casa de la Pradera!", "Eso es que no has captado la mitología de Barrio Sésamo", o bien "Dale una oportunidad, El Equipo A es una serie de personajes", no ayudan.

Desde que la programación de la tele convencional dejó paso a las descargas compulsivas de capítulos, me había visto siendo compasiva y misericordiosa incluso con aquellas que no soportaba, por el simple hecho de querer encontrar en ellas las excelencias que otros contaban. "Tranquila, la serie mejora... sólo tienes que llegar al capítulo 62 de la séptima temporada y verás qué pasote". ¡¿En serio?!

Por supuesto, han habido excepciones. Dos excepciones, para ser exactos: Battlestar Galactica, que para mi ha sido y será siempre la serie ideal para echarse la siesta, y The Wire, con la que sudé (literalmente, porque la vi en verano), pero de la que finalmente me quedó un recuerdo bastante satisfactorio. Estas dos las terminé, más por cabezonería que por otra cosa. ¡¿Quién vas a poder más: tú o yo?! Pues yo, está claro. Valiente tontería...

Aquí va el repaso a las que no dudé en eliminar del disco duro y archivar en esa web tan desprestigiada últimamente (por méritos propios) que es Mytvshows.

¡¡Viva el Mal, Viva el Capital!!

Anatomía de Grey: Prefiero ni pensar en ella porque temo caer de nuevo. Es como una droga de las chungas. Acabó en mayo la anterior temporada y acabó mi relación con ella. "Lo nuestro no puede seguir así, esta relación es destructiva para ambas". ¡Que no, que no, que no...!

Band of Brothers: Si la temática ya no interesa, es tontería sorprenderse cuando la serie no gusta. Pero ante insistentes recomendaciones, le di una oportunidad a la serie protagonizada por el malogrado "Charlie Crews" de Life. Es curioso que precisamente ese valor que otros ensalzan de la serie, que es lo que se profundiza en la personalidad de los personajes y las relaciones entre ellos, es lo que yo eché de menos en la serie bélica. Aburrida, lenta, pesada... Abandonada tras cinco episodios, de los cuales no guardo ni un sólo recuerdo que valga la pena.

Better with you, Chase, The Defenders, The Event, Shit my Dad Says, Outlaw, No Ordinary Family, Running Wilde y The Whole Truth: Si uno de mis temores era engancharme a demasiadas series a principios de la temporada, la mediocridad de estos estrenos me pusieron las cosas tremendamente fáciles. La limpieza en el gestor de descargas fue antológica.

Bored to Death: ¡Qué bien elegido está el título para esta serie! ¿Otro fracasado que se arrastra por Nueva York? No, gracias.

Breaking Bad: ¿Enfermo terminal, decías? Angustiosa y desagradable, y de nuevo, con un tema introductorio que no me apetece nada ver. Tampoco conecté con los personajes, ni me parecen actores como para estar dando volteretas masturbatorias en el aire. Cinco episodios duró mi relación con esta "vaca sagrada".

Burn Notice: En algún momento del segundo episodio me vi abriendo un libro. Y ahí terminó lo nuestro. Mi novio siguió con ella un tiempo, tiempo en el que yo avancé mucho con mis lecturas y otras labores.

Caprica: Aunque Battlestar Galactica me pareció insoportable y soporífera, salvo contadas excepciones en forma de capítulos, este spin off que no es bien bien un spin off sino una precuela después de... en fin, Caprica, no me desagradó en un principio y gran parte de culpa la tuvo Eric Stoltz, la fotografía y la ambientación. Me sentaba a verla y pensaba "está bien hecha, está hecha con gusto". Pero llega un momento que el buen gusto no es suficiente, que sabes además que la han cancelado y que tienes otras cosas por ver que te apetecen más. Y siendo totalmente desconsiderada, la abandonas. La vida es así.

Castle: Leo el otro día en el Twitter de Montsinya que en las carátulas de los DVDs la venden como "La serie definitiva sobre crímenes sin resolver" y mis carcajadas retumban como las de cualquier malvada madrastra de Disney. Harta de ver a Fillion hacer el payaso, harta de verle desgastar a su personaje hasta convertirlo en un ser ridículo, y antes de cogerle manía ciega a quien un día fue el Capitán Malcolm Reynolds, decidí darle la patada e invertir esos 40 y pocos minutos en ver cualquier otro procedimental o en irme a dar una vuelta, que tampoco está mal.

Chuck: Lo que más me gustó fue el episodio en el que sale Matt Bomer corriendo, rodando por el suelo, saltando... ¡y seguro que era un extra! No conseguí verle la gracia ni mientras la veía de frente ni mientras la seguí viendo de espaldas el resto del tiempo que mi pareja aguantó con ella.

Flash Forward y V: ¡Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaa...! Ayyyyy...

The Gates: Mujeres Desesperadas + Vampiros y otras criaturas de la noche. Realmente no tenía mala pinta. Pero no me acabó de convencer. Con esta fui bastante despiadada, porque ni siquiera el "no está mal" me detuvo y la mandé a la papelera.

Haven: Estreno de SyFy de esta midseason que se llevó un post muy sentido en el que ya me quedé a gusto. No haré leña del árbol caído.

Him&Her y Louie: Van en pack porque ambas me afectaban al estómago. La primera, por razones obvias, porque es lo más grotesco, bizarro, obsceno y guarro que he visto en televisión desde aquel cuarto episodio de Psychoville; la segunda, porque su personaje principal "olía" a través de la pantalla. Su aspecto, su manera de hablar, de moverse, las situaciones en las que se veía... me producían mucho desagrado. Un desagrado en el sentido de... ¿Se nota mucho que estoy luchando por no escribir "Asco"?

Human Target: Mirad que me parecía divertida, de esas para no pensar. Rollo blockbuster de acción de tiros y patadas y explosiones. Pero a veces, aunque yo me crea que no, necesito algo más. Y no sé lo que es, pero la sensación de serie vacía que tuve al ver Human Target es la que me llevó a dejarla y a no pensar más en ella hasta este momento.

Memphis Beat: Aguanté para ver a Juliette Lewis, porque es una tía que me gusta y me cae bien. Si no hubiese sido por ella, no hubiese visto el segundo episodio. ¿Es quizá Jason Lee el peor "actor" sobre la faz de la Tierra?

Parenthood: Gracias a Parenthood mi relación con Las Chicas Gilmore se quedó en "rollo de una temporada". Daños colaterales, se llaman. Y citándome a mi misma (que quieras que no, da gustico): "bastante tengo con mi familia para aguantar también a la tuya".

Past Life: El actor que interpretó a Toby Siegler en El Ala Oeste de la Casa Blanca aparecía en esta serie. Yo vi el primer episodio. Tengo una chapa conmemorativa, imaginaria, que lucí orgullosa cuando la cancelaron una semana o dos después de su estreno. Seguro que ya ni os acordabais de ella...

Pretty Little Liars: Las circunstancias eran favorables. Mis cuatro compañeras de podcast se engancharon a esta serie "teen" y la comentaban en nuestros correos grupales. Con este respaldo, era fácil que la serie me interesase y hasta me resultase divertido comentarla después. Pero no, inexplicablemente, no me sentí a gusto en ese vagón y tras dos o tres episodios, me bajé del tren.

Psych: Visto un episodio, vistos todos. Quería dedicarme en estos días libres, y no llegué ni al ecuador de la primera temporada. La resolución de los casos es tan previsible o inverosímil, que en ocasiones te sientes insultado. Y no, señor Spencer: no es usted tan gracioso como se cree.

Saving Grace: O "Cómo caer en picado en dos cómodos plazos". No veremos la tercera temporada, no señor. Muchas razones, pero voy a dar la más absurda: cuando Grace y los suyos se ponen a reir a carcajadas y a hacer el tonto, fingiendo que se lo pasan pipa, me dan ganas de liarme a tiros con ellos.

Spartacus: Me dice mi pareja "cariño, ¿vemos Spartacus?". A lo que yo le respondo: "Mi vida, ¿acaso tengo polla?". Y con esto os lo digo todo. Vi el piloto casi entero. ¡Casi! En fin, pasadme una jeringuilla con testosterona y a lo mejor podemos empezar a hablar.

Treme: Realmente, no puedo ser un Trol con esta serie, aunque su música y su ambientación no me fascinasen como a muchos de los que la siguieron. Vi el piloto y me gustó moderadamente, pero no lo suficiente como para dedicarle mi tiempo ni para prestarle la atención que me dio la impresión que merece. Y no la rescataré como rescaté The Wire. He pasado página.

Veronica Mars: Y aquí tenemos otra "vaca sagrada". Pues a mi, tras ver la primera temporada, me sigue pareciendo una serie mediocre de instituto. No me lo tengáis en cuenta: terminé el instituto hace exactamente... Bueno, ¡¿qué más da?! No demasiado. La cuestión es que no le encontré la gracia a la protagonista en ningún momento, es más: me pareció una niñata repipi y marisabidilla. Ahí tengo la serie original comprada. Un regalo con mala puntería. Si alguien la quiere, se la vendo o se la cambio.

The Walking Dead: Yo ya sabía que no me iba a gustar. Pero con el primer episodio me sorprendieron y pensé "oye que esto no va a estar tan mal a pesar de ese medio esqueleto arrastrándose por el suelo tan horrible que acabo de ver". Pero tras ver el tercero... No me gusta pasarlo mal y con esta serie lo pasaba mal. Y fui buena y le dediqué un post y todo. En los comentarios descubriréis por qué no me gustó The Walking Dead: ¡¡Era una serie de personajes y yo no lo había pillado!! Boooom... mil guionistas han muerto. Por vuestra culpa.

Warehouse 13: En serio que quería que me gustase, porque mi novio está súper enganchado y le encanta. Pero yo era ponerme a ver Warehouse 13 y caer en un estado de sueño profundo. Era como oir la palabra "Flex". Fenómenos inexplicables.

Y llegados a este punto puede dar la sensación de que no veo series, de tantas que he deshechado. Pero es que en realidad, ¡¡dan muchas!! Afortunadamente, dan tantas, que nos podemos permitir el lujo de ser selectivos y, en ocasiones... un poquito crueles.

¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Married to Rock: Guerras Paternales y Desnudos por la Paz. (S01e02).

Con alegría, entusiasmo y con el espíritu talifán latiéndome en el pecho, vuelvo con la segunda entrega de Married to Rock, el reality sobre señoras estupendas que comparten la vida con estrellas del Rock, que nos regala envuelto en lace & leather E!Online.

Si queréis saber más, aquí está el post sobre la presentación del show, el cual os recomiendo aunque tiene como contratiempo la ausencia irritante de subtítulos. Que este detalle no os detenga: lo vais a pillar todo por el contexto y algunos y algunas también os alegraréis la vista.


Aunque la auténtica protagonista de este segundo episodio del reality Married to Rock ha sido AJ Celi, lo primero que quiero destacar son las inseguridades de Susan Holmes McKagan a la hora de posar desnuda en una sesión fotográfica.

Querida Susan,

Si yo tuviese tu cuerpo, iría desnuda por la calle. En verano, se entiende, que ahora estamos a menos dos grados por estas latitudes, y no apetece.

Pero vamos, ha sido interesante comprobar lo que ya sabíamos: todo el mundo tiene sus inseguridades, aunque sean ex-modelos impresionantes. Susan sabe que no tiene 20 años, que ha sido madre de dos niñas... y ya no está segura de su cuerpo como solía estar. Suerte tiene que ahí está su espléndido marido Duff McKagan para animarle a aceptar el trabajo, y para presentarse en la sesión declarando convencido y muy acertado:

"Es que mi mujer está muy bien desnuda".

Las apariciones del ex-bajista de Guns n' Roses y Velvet Revolver en este reality show son más numerosas de lo que yo esperaba, pero menos de lo que podemos ver del guitarra de The Cult, Billy Duffy, y novio de la anterior mencionada AJ Celi. La primera pregunta que me viene a la cabeza es: ¡¿Cómo se presta a según qué?! Y es que en este segundo capítulo hemos visto el teatrillo de los problemas de pareja que Duffy y Celi están teniendo, amenizados por la aparición del padre de la joven, que no duda en meter cizaña, sobre todo en contra de su hija.

De acuerdo que, como digo, estamos viendo un teatrillo, o precisamente por eso, yo me pregunto cómo un músico serio, con una carrera respetable, nos abre las puertas de su casa y sobre todo, nos muestra sus miserias, sus problemas de pareja, y accede a mostrarse molesto ante las cámaras por lo desorganizada y desastrosa que es su novia. Vemos la puerta del garaje que se estropea, los cables puestos de una manera que a él no le gustan... y sobre todo, vemos a un Billy Duffy más padre que novio para AJ Celi.

AJ querida, ¿no tenías bastante con un padre? ¡Pues ahora tienes dos! Y si no, otro día te buscas un novio más joven.

Su padre es todo un personaje, un señor que no duda en bajar del coche y dar unos pasos de baile en plena calle, ante la atónita mirada de su futuro yerno, así como tampoco duda en debatir ante las cámaras los pormenores de la relación de pareja que mantiene su hija, sermoneando a la pobre chica, que no da crédito. Vemos al señor Celi junto a Duffy y parece más un amigo que su suegro.

Obviedades y comentarios sobre la edad a parte, nuestra amiga AJ tiene sus trucos infalibles para volver a ganarse el favor y el cariño de su novio. No utiliza los sabios consejos de su amiga Etty Farrell (esposa de Perry Farrell, de Jane's Addiction) sobre intentar ser menos mandona y más responsable, sino que tiene sus propios métodos para arreglar cualquier situación adversa:

"Te he echado de menos. ¿Vamos a la cama?", propone AJ. "Es la mejor idea que has tenido en todo el día", le responde Billy. Y al final de este ajetreado día, enfundada en su pijama (y en su maquillaje perfecto), AJ nos regala unas perlas de sabiduría de incontable valor, que traduciré de la mejor manera posible:

"Una chacha en la cocina, una señora en la calle y... una porn star en la cama. Yo por lo menos tengo asegurada una de esas tres cosas".

No ha sido un episodio en el que hayan sucedido tantas cosas como me dio la sensación viendo el primero. Pero sin duda, ha sido un capítulo colosal que ha empezado con Duff McKagan gritándole a su perro, y eso no tiene precio. Sigo siendo talifán y la única pega que le pongo es que 22 minutos se me hacen cortos, que muchos de los vídeos extras en internet tienen geolimitación, y que pasan demasiados días entre capítulo y capítulo. ¡¡Necesito más!!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Supernatural: Vés quina gràciaaaa...!!

Post original de Octubre de 2009, actualizado con las tomas falsas de la 5a temporada (al final).

Esta semana la CW ha hecho descanso de Supernatural. Aunque sería más correcto decir que no ha emitido episodios nuevos y que a ha emitido una reposición del primer episodio de esta 5a temporada: Sympathy for the Devil.

Yo me he buscado un entretenimiento alternativo: las tomas falsas.









viernes, 3 de diciembre de 2010

Sons of Anarchy: Sutter ya se quedó a gusto... Ahora es mi turno

Parece ser que ya está todo dicho al respecto de esta tercera temporada de Sons of Anarchy a la que acabamos de decir adiós. Y esto siempre me frena a la hora de publicar un post. Tenía este en mente como algo que debía hacer, esperando a ver una Season Finale que por muy espectacular que fuese (y no lo fue) no iba a cambiar mi impresión general sobre el conjunto de la temporada, pero, ¿qué podía añadir yo que no se hubiese dicho ya?

Echando la vista atrás, leyendo algunas de las entradas que escribí sobre la serie de Kurt Sutter en este mismo blog, desde septiembre de 2008 hasta noviembre de 2009, me doy cuenta de que lo que yo puedo añadir es precisamente el punto de vista de una fan (a veces incluso tali-fan), que ha recibido la gran bofetada de la decepción por parte de una serie que fue su preferida y que actualmente considera una triste parodia de lo que un día fue. Y ojo con los spoilers.

Soy muy consciente de que quedan fans felices y satisfechos con lo que acaban de ver y sólo les puedo decir dos cosas: la primera, os envidio, os habéis ahorrado llevaros un disgusto y una decepción; y la segunda: no os toméis como algo personal lo que voy a decir a continuación. La tercera temporada de Sons of Anarchy no sólo ha despertado al Troll que llevo dentro sino, que le ha dado calor, lo ha alimentado y de recopetín, le ha dado un fuerte abrazo.

Considero que los personajes estrella de la serie han sido maltratados con líneas ridículas y actitudes absurdas. Tengo unos amigos que ya en las primeras dos temporadas de SoA me decían que los miembros del Club les parecían "muy tontos". En esta tercera temporada entiendo lo que querían decir y estoy de acuerdo con ellos. Pero los personajes no son más que marionetas en manos de un equipo de escritores capitaneados por un señor que declaró no hace mucho en su blog no estar nada cómodo con el trabajo que está realizando.

El señor Sutter incluso ha bromeado recientemente sobre lo que le ocurrirá al personaje de Jax Teller en la cuarta temporada, augurándole un viaje a Rusia, en el que se enamorará... Vamos, que me parece muy bien que se ría de si mismo, tras haberse estado riendo del público en los últimos tres meses y pico. Entiendo que no sería su intención, y no pretendo ejercer de adivina ni de psicóloga, pero está más que claro que este caballero ha visto y ha reconocido el mal que ha hecho, y por eso le admiro. Ahora le deseo mucha suerte y que las musas no le abandonen en la creación de una cuarta temporada que tiene un camino interesante por recorrer, a juzgar por lo que hemos visto en el cierre de la tercera.

Y hago un alto en el camino para recordar aquella primera promo tan horrible que vimos allá por el mes de agosto. ¿Era acaso esta promo tan mediocre un avance de lo mediocre que iba a ser la temporada? No sé si será siempre cierto lo de las primeras impresiones, pero en este caso me viene que ni pintado.



Las promos que siguieron mejoraron mi percepción y consiguieron ilusionarme con lo que estaba por venir. Pero la serie a la que yo adjudiqué el título de Mejor Serie de 2008, de "obra maestra" en su segunda temporada, para la que no tenía "halagos suficientes" y la que me ofrecía tanta acción y emoción que me hicieron pensar que los ojos del espectador iban a "salir disparados de sus cuencas", no terminaba de levantar el vuelo. Sons of Anarchy planeó tristemente en los primeros capítulos de esta temporada, para acabar estrellándose estrepitosamente en algún punto de la costa irlandesa.

Pasé de recomendar la serie con entusiasmo a todos mis amigos y conocidos, a indignarme por tanto despropósito, tanto fallo de raccord (algo que me molesta en exceso) y tanta frase absurda. Pasé de la indignación al sarcasmo, y del sarcasmo a la carcajada, a veces una carcajada de pura incredulidad. Los momentos de vergüenza ajena se multiplicaban y el episodio número 11 de esta tercera temporada fue el punto más álgido, digno de considerarse un capítulo-bloopper, o de tomas falsas.

En este episodio número 11 tenemos a Jax preguntándole a su hermana si "hubiese sido malo" que se hubiesen acostado; tenemos a Opie y a Jax actuando como auténticos descerebrados contaminando la escena de un crimen con el único objeto de poner "bonitos" a dos muertos encima de una cama; tenemos papelitos que aparecen por sorpresa en un tocador y que solucionan una temporada entera... y en el episodio 12 podemos observar cómo a Stahl se le evapora el bolso (ejemplo de fallo de raccord) antes de subirse al coche con Gemma.

La misma Gemma me parece un claro ejemplo de persona merecedora de la frase "tú antes molabas". Mi personaje favorito de la serie se ha convertido en una madre pesada, entromedita, mangoneante, metomentodo. Siempre fue un poco marimandona, y siempre llevó a su hijo por dónde quiso. Pero esto, bien llevado, tenía su gracia y su atractivo, porque dotaba al personaje de la fuerza necesaria para plantarse y no ceder ante los deseos de los hombres del Club. Pero en esta temporada Gemma parecía que estaba dispuesta a fastidiar todos los planes, a complicar la vida porque sí... Vamos, la típica vieja que va metiendo la pata porque parece que no sabe lo que hace.

¿Sabéis a lo que me ha recordado? Cuando Brennan en Bones se pasa haciéndose la tonta en cuanto a las cosas del día a día. Me explico: resulta gracioso cuando Brennan desconoce una expresión coloquial determinada, pero caricaturiza al personaje cuando esto se repite hasta la saciedad. Del mismo modo, resulta atractivo que Gemma demuestre su rechazo a hacer lo que le ordenen sus hombres, pero cuando esta actitud se repite tanto, y además se carga los planes y complica las tramas gratuitamente, se hace muy pesado. Además, y aquí cargo de nuevo contra el funesto capítulo 11: ¿ahora sujetamos a bebés a punta de pistola? Esta no es la Gemma cañera, fuerte e independiente que a mi me gustaba, esto es una señora mayor que no está en sus cabales. Aunque el bofetón que le arrea a su hijo en la cocina de Maureen Ashby es digno de aplauso. ¡Qué envidia me diste, Gemma!

Y es que Jax en esta tercera temporada ha estado horrible. No me meto en cuestiones estéticas, primero porque no tocan y segundo porque no me interesan lo más mínimo, me meto en cómo se ha maltratado especialmente a este personaje: vapuleado con tramas en apariencia importantes que luego tienen una resolución precipitada, ridiculizado con frases absurdas que han logrado dejarlo como a un idiota integral. Charlie Hunnam nunca me ha parecido un actorazo, pero en esta tercera temporada el catálogo de caritas de enfadado y de sonrisitas soñadoras me ha producido fuertes arcadas. El momento mercadillo de este episodio 11, mi capítulo favorito por lo visto, me ha parecido de vergüenza ajena. Suerte que una camiseta del Barça colocada en el sitio adecuado y en el momento justo cambió la escena.

Bromas a parte, que no me hagan creer que un hombre se plantea dejar a su hijo en manos de una pareja de extraños porque contempla una imagen idílica y porque un cura le ha susurrado cuatro cosas al oído. Y menos si ese hombre es Jax Teller, el Príncipe del Club SAMCRO, el más duro de Charming, de gatillo rápido y de buen torturar, y que presuntamente los ha de tener cuadrados, porque no me lo creo. Lo digo: un personaje maltratado y ninguneado.

Pocas cosas me han ayudado en mi travesía a lo largo de la temporada. El "never surrender", la esperanza de que la cosa mejorase, que perdí a mediados de temporada. Así que me dediqué a disfrutar, a mi manera, de lo poco que podía sacar en claro: momentos clave, vasitos de agua en el desierto y por qué no, de algunas risas. No podía ni plantearme el abandonar la serie que había significado tanto para mi y que tantos buenos momentos me había dado. Tenía que aferrarme a pequeños momentos como el atropello brutal del "Deputy" Hale o la ejecución de Stahl. Pero me han parecido meras migajas, porque para cerrar una temporada tan insulsa yo hubiese escogido una muerte más impactante y por un momento pensé que había llegado la hora de Clay.

Migajas, no nos han dado más que migajas. A mi no me ganas con peleas callejeras sin sentido, ni con un rubiales desnudo con tatuajes feísimos de pega, ni con apaños de última hora para solucionar tramas que no sabes cómo cerrar, ni con secretos medio velados, ni con cartas que cuentan algo que todos suponíamos, ni con risotadas del tipo "Inocente, Inocente" dentro de un furgón de la policía. A Sons of Anarchy le pido más, porque sé que puede darme mucho más de lo que nos ha ofrecido en una tercera temporada patética y digna de olvidar.

lunes, 29 de noviembre de 2010

The Walking Dead: Vamos a pasarlo mal


Los aficionados a las películas de terror, entre los que no me encuentro, seguro que tienen este concepto súper superado: pasarlo bien pasándolo mal. Es un sentimiento que estoy teniendo recientemente con la serie The Walking Dead, el último gran fenómeno de AMC. Aunque en un principio no pensaba verla, porque el género no me atrae en absoluto, varias cosas que leí, cosas muy buenas, me hicieron darle una oportunidad, de la que no me arrepiento.

El primer episodio me gustó bastante. Aunque me dijeron: "apenas salen zombies", y eso no es del todo cierto. No me malinterpretéis: yo sabía dónde me metía, aunque no sea lectora de cómics ni me hubiese informado previamente... Mis fuentes eran el Twitter y otros blogs. Pero después de tantos comentarios sobre la ausencia de "monstruos" en la serie, una ya no sabía qué pensar. "Macaquejos" a parte, me pareció que iba a estar interesante ver cómo se las apañaban un grupo de personas en una situación post-apocalíptica, al estilo de aquella serie de la BBC: Survivors, que tanto me gustó. Pena que la cancelasen sin darle un buen final.

Pero The Walking Dead sí que tiene bastantes escenas desagradables, de sangre y vísceras, de tensión y de desesperación, que Survivors no tenía o si tenía algo parecido, estaba mucho más suavizado. Ahí se encuentra la gran diferencia. La visión de medio cuerpo de uno de los "caminantes" arrastrándose por la hierba, con la cara calavérica en un gesto que pedía clemencia, fue una imagen que me disgustó profundamente y automáticamente giré la cara hacia mi compañero y le pregunté: "¡¿pero qué hacemos nosotros viendo esto?!". Como digo, no es para nada el tipo de ficción que suelo ver.

Tras un segundo episodio que para mi fue aburrido y que no destacaría por ningún aspecto en especial, vino el tercero, en el que me empecé a plantear el abandonar la serie. Los primeros minutos del episodio, con este hombre esposado en la azotea, que ha perdido el juicio, con los "caminantes" al acecho... Ese discurso desesperado y desesperante, me hizo pasar un mal rato del que no tengo necesidad. Vale: si me transmitió angustia es porque está bien escrito y bien interpretado, no lo niego. Pero no siento la necesidad de pasarlo mal en mis ratos de ocio. No soy de las que lo pasan bien pasándolo mal, lo he comprobado.

Es por esta misma razón por la que huí del personaje de April en la segunda temporada de In Treatment, por la que dejé Breaking Bad, por la que no he visto The Big C, y por la que a veces, me ponía a limpiar la casa mientras veía algo demasiado trágico para mi gusto en Anatomía de Grey. Drama sí, tragedia no. Y si ya entré dudando en The Walking Dead, la sangre, las vísceras, la falta de empatía con sus personajes, y las situaciones desagradables como las que he comentado, no han ayudado a que la serie y yo nos hagamos amigas.

En este punto y tras haber visto el tercer episodio de la serie, dudo. Tengo a mi pareja que supongo que seguirá viéndola, lo que me pone las cosas un poco más fáciles. Pero, ¿la veré de frente, de espaldas o de medio lado? También influye la sensación de que, si la abandono, me estaré perdiendo algo grande de lo que todo el mundo habla y parece estar tan encantado. A veces puedes escapar de esto, pero a veces, la corriente es poderosa y la curiosidad por saber qué es eso que está maravillando tanto a los colegas de afición, hace que aguantes más a una serie con la que te asaltan las dudas continuamente.

Pero cuando pienso en The Walking Dead, el primer adjetivo que me viene a la mente es: Desagradable. ¿Será tan poderosa mi curiosidad como para exponerme al desagrado deliberadamente o me limitaré a prestarle relativa atención cuando me la encuentre por casualidad en la tele de mi casa? El tiempo lo dirá, pero me inclino por la segunda opción.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Música, recuerdos y el paso del tiempo

Esta semana he redescubierto un disco que durante una temporada escuché de manera compulsiva, es decir, como suelo escuchar los discos que me gustan: una y otra vez, sin descanso y durante meses, alternándolos en algún momento con alguna canción o álbum de otro grupo que me sirve de mera desintoxicación temporal, para volver a la carga con todavía más pasión. Obsesionarse, le llaman.

Este disco del que hablo es el Youthanasia, de Megadeth. Para muchos un gran disco, para otros uno de los peores de la banda. Yo no me decanto ni hacia un lado ni hacia el otro. A mi me parece un buen disco con buenas canciones, pero canciones que me traían a la memoria recuerdos bastante desagradables de una etapa de mi vida. El disco salió en 1994, pero yo me lancé a la escucha obsesiva allá por el 97, que fue cuando los vi por primera vez en directo.

Entraba yo por aquel entonces en una etapa oscura, tan oscura, que no me di cuenta de lo oscura que había sido hasta que no estuve fuera. Casi toda la música que escuché durante ese período me trae tan malos recuerdos que voluntaria o involuntariamente la he ido dejando de lado, salvo contadas excepciones. No he apartado a grupos, pero sí he apartado de mi vista y de mi oído discos enteros, como es el caso de este Youthanasia.

Obviamente, durante los más de 10 años que han seguido, he continuado escuchando las canciones más conocidas, ya fuese en conciertos o en el recopilatorio de Capitol, pero hay temas que nunca fueron singles, que no suenan en los directos de la banda y que suelen ser los que realmente consideramos especiales. Por lo menos yo suelo encontrar entre esas canciones, a la sombra de las más populares, mis favoritas. Son como pequeños tesoros.

La otra tarde mientras trabajaba, 'Blood of Heroes' se coló en mis oídos a través de Spotify y más tarde 'I Thought I Knew it All'. No tuve tentaciones de pasarlas, sino todo lo contrario, me sorprendí tarareándolas e incluso recitando sus letras con ilusión. Una canción que en su día me había gustado y que por traerme malos recuerdos había sido enterrada, sonaba como una cosa nueva, con fuerzas renovadas. Estoy fabricando nuevos recuerdos, que irán asociados como siempre, a esta música que hace que me tiemblen hasta las pestañas.

martes, 23 de noviembre de 2010

In Treatment: 'Vanessa, Sunday - 6 p.m.'

In Treatment es una de mis series favoritas desde la primera temporada. Consumida, normalmente los domingos por la tarde, en sesiones de cuatro o cinco capítulos, me proporciona un placer para el oído que no me lo dan otras series. Todavía no ha aparecido en ella un personaje que me haya dejado indiferente: todos los pacientes que Paul Weston recibe en su consulta merecen ser escuchados con la máxima atención. Aunque en la segunda temporada me salté a April, porque su caso me lo hacía pasar muy mal, sí que seguí sus progresos a través de las sesiones que Paul mantenía con su psicóloga y mentora, Gina.

Gina no aparece en esta tercera temporada, aunque su presencia sigue planeando sobre la cabeza de Paul. Su personaje era excelente y la interpretación de Dianne Wiest me parecía magistral. Cuando ella y Byrne se sentaban frente a frente, me quedaba embelesada y boquiabierta, escuchándolos hablar, viendo cómo movían sus manos y cuánto transmitían las expresiones de sus rostros. Pero Adele, interpretada por la también gran actriz Amy Ryan (a quien ya había visto en The Office y The Wire) no se queda a la sombra de Gina, y la manera de interactuar con Paul en sus sesiones es tensa, misteriosa, fría, y un punto borde. Y esto es algo que me encanta.

A PARTIR DE AQUÍ, ENCONTRARÁS SPOILERS. ASÍ QUE SI NO HAS VISTO EL CAPÍTULO 16 DE ESTA TERCERA TEMPORADA, ES MEJOR QUE PARES DE LEER.

Nos encontramos, en el episodio número 16 de esta tercera temporada, en un claro punto de inflexión en la relación entre ambos. Paul le ha confesado a Adele que piensa en ella cuando hace el amor con su novia. ¡Qué gran capítulo, y qué gran secuencia! Qué media sonrisa tan pícara, qué miradas de las que desnudan... Me quedo maravillada por cómo un señor tan mayor puede resultar tan seductor. Recordemos que Gabriel Byrne en la ficción tiene 57 años, 60 en la vida real.

Si en la segunda temporada vimos cómo a Paul le perseguían los problemas legales, derivados del caso de Alex, paciente de la primera temporada, en esta tercera temporada Paul se encuentra con problemas de salud, con complicaciones en la relación con su hijo Max, y además, muy indignado y herido en su orgullo por la novela que ha publicado Gina, su anterior terapeuta, en la que un personaje nada favorecido se parece sospechosamente a él. O eso es lo que cree Paul. En esta temporada, el protagonista se enfrenta a muchos miedos, el principal: el Parkinson, la enfermedad que se llevó a su padre.

Paul Weston puede recibir en su consulta a los pacientes más interesantes del mundo, pero mi personaje favorito de la serie siempre ha sido él, y en esta tercera temporada, la devoción que le profeso está alcanzando cotas máximas. Ocurre en todas las temporadas de In Treatment: no es tanto lo que cuenta el paciente sino cómo reacciona Paul y cómo luego él absorbe las miserias de su interlocutor. Desde su relación con Laura en la primera temporada, pasando por lo mucho que se unió a Oliver en la segunda, Paul siempre está caminando en la línea de lo que la ética profesional le permite.

A pesar de que Paul Weston es lo que más me gusta de la serie In Treatment, en esta temporada me he encontrado también fascinada por el personaje de Jesse. En las dos temporadas anteriores me costó mucho señalar a un paciente como preferido: me encantaba Sophie, la chica más joven de la primera temporada, y Oliver y Walter en la segunda me enternecieron y emocionaron, pero ningún personaje se perfiló como claro favorito hasta la llegada de Jesse en esta tercera temporada.

Al principio me sacaba de mis casillas, y creo que eso fue precisamente lo que hizo que me gustase tanto después. Jesse hace que me quede atónita ante sus experiencias y sobre todo, ante su manera de contarlas. Además, no es sólo lo que ocurre dentro de la cabeza del paciente: su vida, su relación con sus padres adoptivos, la aparición por sorpresa de sus padres biológicos que quieren establecer contacto con él, el cómo vive su sexualidad, todo lo que le rodea, hace de él un personaje tremendamente interesante y fascinante. Mucho tiene que ver la magistral actuación del joven actor Dane Dehaan, que da vida a este paciente que visita a Paul Weston en su consulta de Brooklyn cada miércoles.

Podría pasarme horas hablando de las excelencias y maravillas de In Treatment, tanto de esta tercera temporada que tanto me está gustando, como de las dos anteriores, de las que guardo buenísimos recuerdos, que me asaltan continuamente. Es curioso cómo en otras series critico la lentitud y la falta de acción, y que después me fascine una serie como esta, en la que casi todo lo que ocurre se limita a una conversación psicólogo-paciente, prácticamente inmóviles, mirándose y estudiándose, cada uno desde su sillón. Pero es que lo hacen tan bien, que no necesito nada más.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Married to Rock: Mi Reality (El Estreno)

Dice Valentina que hay por lo menos un reality para cada tipo de persona. Y tiene toda la razón. Yo tengo los míos: tras The Osbournes y Tommy Lee Goes to School, ambos de hace unos años, llega a mi esta joya que es Married to Rock, de E!Online.



¿Habéis fantaseado alguna vez con mantener una relación (romántica/erótica/sentimental) con una estrella del Rock? Pues en este reality vemos cómo cuatro señoras o señoritas muy llamativas comparten su día a día con cuatro músicos de renombre de "La Escena". Como no podía ser de otra manera, la base de operaciones es Los Ángeles, Meca del Rock y ciudad de residencia de estas parejas.

Este mundo maravilloso de casas de ensueño, ropas fabulosas, viajes, curvas exhuberantes, melenas excesivas, y riffs de guitarra, se traslada al salón de mi casa durante 20 y pocos minutos por capítulo, a partir de ahora y quién sabe hasta cuándo. ¿Un Reality? ¡¡Un Fantasy!!

Antes de ver el episodio ya era fan. Después de verlo, me hice "talifán", y en mi cabeza ya me he hecho una lista de otros candidatos para hipotéticas futuras temporadas, que NECESITO ver. Tengo, no obstante, el presentimiento de que el programa no va a triunfar, y pienso apuntarme a toda campaña y club de fans que se precie para darle vida. ¡He dicho!

Fue a través de la cuenta de Twitter del bajista de Guns N' Roses (y Velvet Revolver, y Loaded), Duff McKagan, que me enteré de la existencia de este programa. Su mujer, Susan, es una de las participantes. Cuando eres fan de un grupo y sigues su música, las biografías de sus miembros, las entrevistas, etc., crees que les conoces. Te haces una idea preconcebida de sus personalidades, tomando como referencia esos pequeños detalles que ellos quieren que sepas.

Tras haber sido quizá el miembro más "guarreras", el punki de los Guns, McKagan se ha convertido, a mis ojos, en un señor respetable, atlético, incluso atractivo a sus 46 años. Un señor serio que una cree que no va a prodigarse por esos mundos televisivos por mucho que su esposa sea una de las protagonistas. Pero una cosa es que no lo esperes y otra cosa es que no lo desees.

Lo confieso, adoro el faranduleo. Y cuando, a los pocos minutos de haber empezado el episodio, el señor McKagan hizo su aparición y sus comentarios, semi tumbado en la cama de su dormitorio, el cielo se abrió y entre las nubes aparecieron ángeles con guitarras eléctricas tocando los primeros acordes del Welcome to the Jungle.

Eso, bajo mi punto de vista. Mi novio, por el contrario, se indignó y se marchó un poco cabreado del salón: "No quiero ver nada más". Y eso que no llegó a escuchar la anécdota que explica Mr. McKagan sobre la vez que llevó a sus hijas a un concierto de Justin Bieber (¡¡qué no hacen estos padres por sus niñas...!!).

Susan Holmes-McKagan es una bellísima mujer, que dice tenerlo todo en la vida y que en este reality estaría en el bando de las discretitas. La bio de Susan nos cuenta que a mediados de los 90 era una de las 10 modelos mejor pagadas del mundo y ganó millones de dólares durante ese período. En 1997 lanzó su propia línea de ropa de baño y desde entonces, el negocio le ha funcionado fantásticamente bien. Esta ex-modelo y empresaria está casada con Duff McKagan desde 1999 y tienen dos hijas, Grace y Mae.

Otra que en apariencia no está loca es AJ Celi, novia de Billy Duffy, guitarrista de The Cult, con quien lleva tres años. De apariencia tranquila y sin mucho protagonismo en el primer programa, parece ser que tendrá muchísima presencia en el segundo, a juzgar por el avance que hemos podido ver al final.

AJ tiene 30 años y es licenciada en Comunicación. Procedente de New York, pronto se hizo un nombre como relaciones públicas y organizadora de eventos en prestigiosos clubs de los Hamptons. Actualmente trabaja en el Nightclub Playhouse de Hollywood como directora VIP.

AJ Celi además es aficionada a Twitter. De hecho, creo que todas lo son. Naturalmente que ya sigo a las cuatro, y cuál no fue mi sorpresa al recibir un Reply de esta integrante del programa, así como un Retweet días más tarde. Una anécdota que a mi me hizo especial gracia.

La más "graciosa" de las cuatro participantes es Josie Stevens. Lo primero que vemos de ella es cómo se mete en una maleta porque quiere irse de gira con su esposo. La palabra que mejor la define es "Excesiva".

Las escenas en las que ella pasea por el aeropuerto con su look súper explosivo y todo el mundo se la queda mirando y le hacen incluso fotos, es prueba de que estamos ante alguien a quien le gusta dejarse ver. Es tan excéntrica que lleva unos postizos en las uñas de Hello Kitty que le impiden teclear o tocar nada cómodamente, y de quien a juzgar por la decoración en su casa y en ella misma, es muy fan.

Josie está casada con el guitarrista Stevie Stevens. Es la clásica rubia exhuberante de pechos enormes que asociamos con el Hard Rock angelino. Una rubia platino de melena increíble y preciosos ojos azules que ha sido portada de varias revistas, incluída Playboy. Ha sido también modelo de vídeo juegos, tiene su propia línea de ropa y es estilista.

Divertida, alegre y muy sexual, no tiene reparos en mostrarnos cómo se prepara para tener sexo a través de vídeo conferencia con su marido. En el primer programa, lanza dos titulares: "Soy más lista de lo que parezco" y "en la carretera, si no te ocupas tú de mantener a tu marido contento, otra lo hará". Se muestra preocupada por las groupies y por lo que su esposo haga mientras esté de gira. ¡Promete!

Pero en este primer episodio, además de presentarnos a las cuatro "señoras del Rock", hemos tenido una clara protagonista, que aunque parezca mentira, no es Josie. Etty Farrell, nacida en Hong Kong, bailarina profesional y esposa de Perry Farrell, de Jane's Addiction, podría tener "Hiperactiva" como segundo nombre. Madre de dos hijos, trabaja como coreógrafa, es coordinadora de los bailarines que acompañan al espectáculo de su marido y además, le ayuda en la organización del Festival Lollapalooza.

Pero esto no es todo: Etty va a debutar como cantante solista y lo va a hacer en directo frente a miles de personas en este reputado festival. Entonces, sus tres amigas: Josie, AJ y Susan, se desplazarán para darle apoyo moral y aplausos entusiastas durante una actuación breve, mediocre y no destacable en el aspecto musical. La actuación es lo de menos, porque lo realmente importante es un hecho que tiene lugar en la noche previa y las consecuencias posteriores...

Perry Farrell, su esposa y sus amigas, acompañados de otros amigos y conocidos, salen a un Club a tomar algo, donde el marido de nuestra protagonista es el DJ. Etty se ve pronto acosada por un amigo de su marido, quien no tiene ningún reparo en meterle mano y besarla ante las cámaras, y decirle cuánto se siente atraído por ella.

Todo esto ocurre cuando sus amigas ya han abandonado la fiesta, y al día siguiente veremos cómo Etty se lo confiesa a Susan. Primera alianza: Etty-Susan. Me gusta. Me gusta porque Etty es excéntrica y bohemia, y Susan me parece una dulce y seria maravilla a la que el papel de confidente le va que ni pintado.

Pero la reacción más espectacular ante el presunto acoso sexual al que Etty se ve sometida es la de su marido. Perry Farrell cree que su esposa actúa de manera extraña.

¡Joder, qué frase...! ¡Qué grande es Married to Rock! Perdón, sigo...

Perry Farrell sabe que algo no marcha bien y finalmente Etty le confiesa, con algo de miedo, lo que ha ocurrido con su amigo en el club nocturno. Él en un principio parece bastante descolocado, aunque si lo conoces, sabrás que tantos años de excesos pasan factura, y sus reacciones no son todo lo rápidas que desearíamos.

Finalmente, reacciona y le dice a su esposa que entiende a la perfección que es una mujer muy atractiva y que otros hombres quieran violarla. Entiende perfectamente a su amigo, al que defiende y dice: "si mi amigo quiere un poco de amor, dáselo... si quieres a Rob, ten a Rob, pero mantén la boca cerrada". Él se preocupa de que el beso no fuese con lengua (ok, no lo fue, pues adelante).

La cara de espanto de Etty nos dice que ni ella misma sabe si su marido habla en broma o en serio. Yo apuesto por lo segundo, y me alegro de que la bella y dulce Etty se haya librado de su carga y de su preocupación, confiándole a Andrés Pajares... perdón... a Perry Farrell lo que le ocurrió con su amigo. Además, se lleva como premio el saber que si, en futuras ocasiones, le ocurre algo similar con un señor que le resulte más interesante... puede darle, sin miedo, un poquito de amor.

Como episodio de presentación me ha parecido simplemente sensacional. Ya sabemos quién es quién y podemos hacernos una idea de por dónde irán los tiros. Y aunque creo que es muy pronto para hacerse con una favorita, confieso que siento debilidad por Josie por lo divertida y excesiva, y también por Susan McKagan, por ser la esposa de un ex-miembro de Guns N'Roses, por alta, por guapa y por el rollito "cool" que transmite.

Estoy deseando que llegue el segundo episodio. Y aunque evangelizo todo lo que puedo, soy consciente de que el tipo de programa, la temática y la ausencia de subtítulos, echará a muchos para atrás. Yo me lo paso realmente bien con Married to Rock. Así que espero por lo menos que os alegréis por mi felicidad.

Pero, ¿cómo, cuándo y dónde puedes ver Married to Rock?: Twitter es la mejor manera de seguir este reality y de enterarse cuándo puede verse, sus emisiones bailan mucho y no siguen una pauta. Además, el primer episodio presuntamente se emitía el 21 de noviembre, pero dos semanas antes ya estaba disponible. Todo muy caótico, como el show en sí.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Octubre


Recordaré el mes pasado por muchas cosas, sobre todo por los grandes eventos. Tan intenso ha sido, que merecía un post. Un post en este blog que rara vez ha sido un 'diario' y muchas veces ha sido un reflejo de horas delante de la tele. Aunque también ha tenido momentos oscuros, Octubre ha sido un mes de buenas noticias, ilusiones y posibles proyectos que aún están por definirse.

The TV Slayers va asociado a risas y diversión, pero también a muchas otras cosas. No creáis ni por un momento que es sólo un podcast. Es un grupo de amigas, una hermandad, un clan... ¿Una secta? Eso dicen algunos. Nuestros correos no se limitan a la preparación de los guiones, si fuese así, no tendríamos tantos, y aunque la romántica del aquelarre es otra, y parece que la sensiblería no entra en mi campo, tengo que decir que estas chicas se han convertido en piezas clave de mi vida cotidiana.

Nuestra amistad ha cumplido un año. El pasado 18 de octubre hizo un año de la publicación de aquel S01E01: 'Hannah Montana Tiene Huevos'. ¡Y quién nos iba a decir que una chorrada tan grande iba a dar tanto de sí! Aunque nuestra historia no empezó ese día, sino el 24 de septiembre de 2009, día en que Lorena contactó con nosotras y no le costó demasiado ponernos en marcha. De hecho, Lorena me dijo un día una frase que perfectamente podríamos llevar como estandarte: 'Prefiero teneros como amigas que como compañeras de podcast'. Y es que The TV Slayers 'és més que un club'.


El último fin de semana de octubre tuvo lugar la tercera de nuestras reuniones al completo, y tuvo lugar en las JPod 2010, en Barcelona. Espacio para desvirtualizar a muchos, conocer a unos cuantos y reencontrarse con otros pocos. Por miedo a dejarme a alguien, no nombraré a ninguno, y a todos os digo que fue un placer. A pesar de los nervios y la vergüenza (disfraz, entrada, hablar en público...), fue súper divertido hacer nuestro podcast en directo, y una grata sorpresa que hubiese tanta gente dispuesta a dejarse caer por nuestra sala para hacernos compañía y reir un rato con (o de) nosotras. ¡¡Y Lorena se llevó el premio a Mejor Podcaster Femenina!!

El nuestro es un podcast de series, y aunque este post pretende salirse de lo que vienen siendo horas delante de la tele, no puedo negar que las series de televisión son una de mis aficiones principales, y es de ley recordar que en la noche del 13 de octubre acabé de ver una de las series que más me ha costado seguir, sino la que más. Y hablo de The Wire. La que para muchos es 'la serie', con mayúsculas, a mi me costó varios intentos, porque al principio se me hizo pesada y aburrida. Me costó arrancar. Si todos los episodios de The Wire fuesen como los finales de temporada de The Wire, me hubiese gustado mucho más. Ya, y si The Wire tuviese dos ruedas, sería una bicicleta. Pero ya escribí sobre ella en este post.

Retomando el hilo de encuentros y reencuentros, fueron ocho los años que pasaron antes de volverme a encontrar con alguien que tuvo un papel muy importante en mi pasado y en mi "crecimiento personal y profesional" (por decirlo de alguna manera). Hablo del que para mí fue mi primer jefe. Hubieron otros, pero de ninguno de ellos aprendí tanto. Hace cosa de un mes, comiendo con mi amiga Mireia, hablábamos de él. Le dije: 'si algún día me lo encontrase, le diría que aprendí mucho con él, que en multitud de ocasiones me he acordado de él y que yo en esa empresa hice la mili'. Pues el pasado 15 de octubre, en uno de esos encuentros donde menos te lo esperas, pude decírselo. No dejé pasar la oportunidad y me alegro por ello. Me hizo muchísima ilusión volver a hablar con él después de tantos años, y creo que a él también le hizo ilusión encontrarse conmigo.



Ese viernes 15 de octubre fue un día de emociones fuertes: cuando volví al despacho, contenta por ese encuentro, sonriendo y feliz, vi en un link de la revista Popular1 en Twitter que Duff McKagan se subió al escenario con Axl Rose a tocar, entre otras, esa joya que es el You Could Be Mine. Los que llevamos 15 años (o más, me fallan los cálculos) esperando una reunión de Guns N' Roses nos hemos acostumbrado a conformarnos con migajas. Y ese momento del que el mundo entero del Rock se hizo repercusión con una ilusión y una emoción brutal no fue precisamente una migaja, fue un rayito de esperanza y un chute de adrenalina.

A mi esa adrenalina me vino muy bien porque ese fin de semana fue de infarto. Cuando te visita gente de fuera, sabes que no vas a parar en casa. Así que la recarga de pilas del viernes 15 me vino fenomenal para aguantar durante un fin de semana en el que la tele y el descanso brillaron por su ausencia. Fin de semana movido, preludio de la semana que siempre recordaré por ser la semana del concierto de Avenged Sevenfold y Guns N' Roses. El primero de ellos, el miércoles 20 de octubre en el Sant Jordi Club, y el segundo el sábado 23 en el Pavelló Olímpic de Badalona.



No soy buena escribiendo crónicas, no es lo mío. Voy a un concierto, me entrego y enloquezco, y luego me cuesta recordar hasta el orden de las canciones. Pero sí puedo destacar alguna cosa de los dos grandes shows que tuve la suerte de ver este mes: del de Avenged Sevenfold diré que me sorprendieron gratamente las aptitudes vocales de M. Shadows en vivo, además del sonido potente y compacto de la banda en general; como punto negativo, la duración del concierto, y como bonus extra: el desvirtualizar a Gorka (calamar en Twitter) y el disfrutar de la compañía de Eva (evika en Twitter). Quien diga que el Twitter no mola, miente o no ha tenido la suerte de encontrar a gente tan guay como la que yo he encontrado.

Del show de Guns N' Roses, decir también que fue una grata sorpresa en varios aspectos. Primero, la puntualidad. Si en el resto de la gira, Mr. Axl Rose estuvo haciendo padecer al público con retrasos que en ocasiones alcanzaron las 2 horas, en Barcelona apareció en escena a las 22.15h (una hora y cuarto después de que se despidiese el telonero, Mr. Sebastian Bach). Bach nos regaló un show lleno de antiguos temas de Skid Row que me transportaron de golpe a 1995 (año en que los vi en lo que entonces llamábamos Sala Zeleste), y no cantó en directo tan mal como yo recordaba.


Axl Rose por su parte está más en forma de lo que yo esperaba, y la banda que le acompaña interpretó a la perfección su papel. Incluso en momentos, DJ Ashba le robó protagonismo a Rose, saltando por las gradas más cercanas al escenario e interactuando con el público. Es difícil destacar un sólo momento de ese concierto, ya que cuando estás escuchando en vivo temas que han sido banda sonora en los últimos 20 años de tu vida, todo te parece espectacular. Pero quizá yo me quede con el subidón de adrenalina sin parangón que sentí cuando empezó el Welcome to the Jungle, con la locura bailonga de Nightrain, y con la emotividad de Don't Cry. Pedacitos de la historia reciente del Rock y piezas imprescindibles para los headbangers de mi generación.

Entre salidas, entradas, visitas, familia, amigos, conciertos, etc... la sensación que me deja Octubre es que ha sido un mes de 90 días, pero al mismo tiempo, ha pasado volando. El balance es positivo y las buenas vibraciones recogidas, a pesar del cansancio, me vienen fenomenal para encarar un Noviembre que no ha empezado con buen pie. Pero eso ya no corresponde a este post.

lunes, 25 de octubre de 2010

The Wire: Misión cumplida (Sin Spoilers)


El pasado 13 de octubre terminé por fin con una de las series que más difíciles se me han hecho: The Wire. Muchos fueron los intentos infructuosos de pasar de la mitad de su primera temporada, pero finalmente este verano lo conseguí y aunque a un ritmo pausado, como el que tiene la serie de por sí, terminé de ver las cinco temporadas, quedándome al final una sensación bastante satisfactoria.

Quizá mi temporada favorita, y esto parece contradictorio a juzgar por las veces que se me atragantó, fue la primera, seguida muy de cerca por la cuarta. Publiqué una entrada sobre la primera temporada, en la que comparé a la serie con una novela, por su lentitud y multitud de detalles. Precisamente esta lentitud es el principal fallo que le encuentro a la serie, y precisamente por eso me costó tanto avanzar. Todas las temporadas siguen un esquema parecido en ese aspecto: los primeros episodios avanzan con una calma en ocasiones enervante, para luego hacer un sprint en los finales de temporada, que invariablemente son emocionantes, trepidantes y muy muy adictivos.

La primera temporada se centra en el tráfico de drogas en las calles del distrito oeste de Baltimore, ciudad donde está ambientada la serie. Conocemos a los policías y a los traficantes, y todos seguirán presentes en las cuatro temporadas restantes, alternando su protagonismo con otros temas. Por ejemplo, la segunda temporada se centra en el puerto de la ciudad, el contrabando, los sindicatos; y la tercera, en luchas políticas por el control de la ciudad. Quizá estas sean las dos temporadas que menos me gustaron, aunque insisto en que tanto el final de la segunda, como el de la tercera temporada, me hicieron olvidar todo el aburrimiento puntual que había sentido en episodios anteriores.

La cuarta temporada fue para mi la más dura y la más emotiva. Se centra en la juventud de los bajos fondos de Baltimore. Conocemos a los descendientes de los traficantes de la primera temporada, que no han desaparecido de escena, pero que perdieron algo de protagonismo, sobre todo en la segunda temporada. Vemos cómo los chavales viven unas vidas duras, cómo pierden la inocencia en la calle, cómo se enfrentan a un futuro que parece que ya les ha sido asignado al nacer, por sus padres, por sus vecinos del barrio, por el resto de sus amigos... Es muy interesante ver cómo los profesores, trabajadores sociales y algunos policías, luchan de manera altruista por darles a estos chavales la oportunidad de un futuro mejor. La cuarta temporada es además característica por cómo el personaje principal de la serie: Jimmy McNulty desaparece de escena casi por completo, y es también la temporada en la que decidí que mi personaje favorito de la serie era el policía Ellis Carver, en dura pugna con Lester Freamon y el mismo McNulty.

La última temporada es la temporada de la prensa, y quizá porque yo ya sabía a lo que me enfrentaba o quizá porque ya estaba pensada así, rezuma sensación de final por los cuatro costados. Sentí que se cerraban muchas cosas y que al mismo tiempo, se dejaban abiertos muchos frentes, porque así es la vida... y la vida continúa para los personajes, aunque nosotros ya no sigamos como testigos. Me gustó el final, y me gustó precisamente porque te deja con esa sensación de: 'la vida sigue igual' tan real. The Wire es, en definitiva, una de las series que más me ha transmitido realismo, aunque nunca haya puesto los pies en Baltimore, ni haya vendido drogas en una esquina. Pero me los he creído, a todos y cada uno de sus personajes.

Así que si alguien está leyendo esto y se encuentra como yo estuve, dudando a principios de la primera temporada, un poco aburrido quizá, y a punto de abandonarla, ¡no lo hagáis! Llegad al final de la temporada y haceros a la idea de que The Wire es así, pausada, llena de detalles, de silencios y de estatismo en sus primeros tramos de temporada y rápida, emocionante y agitada cuando se acercan al final. Sus personajes están tan bien trabajados y desarollados que a veces te da la sensación que estás viendo 'la vida de...', y supongo que para conseguir que sintamos eso necesitan tomarse su tiempo y contarnos con total tranquilidad de dónde vienen, hacia dónde van, y qué han encontrado por el camino.



Mi veredicto final es que no comparto el fanatismo de muchos, ni considero The Wire como 'la serie'. Pero al mismo tiempo, me llevo la sensación de haber visto una 'buena serie' y algo importante. Y cuando acabas de ver una serie y la primera idea que te viene a la cabeza es: 'La quiero volver a ver desde el principio, sabiendo lo que sé', no es para nada mala señal.

viernes, 1 de octubre de 2010

Descartes necesarios

Afortunadamente para mi salud mental y física, no me han gustado todos los pilotos que he visto... aquí están mis descartes y aquí se termina el repaso a este inicio de temporada que empecé hablando de la primera impresión que tuve de Terriers:


Him&Her: serie británica que nos muestra a una pareja de novios metida todo el día en su habitación roñosa de su piso roñoso, comiendo comida roñosa y teniendo sexo. Soez hasta decir basta, exageradamente escatológica y, perdonad que os diga, irreal. ¡O eso espero! ¿Pretenden decirnos que esto es la 'realidad'? Pues yo soy una princesa y la cigüeña se equivocó conmigo, porque ir al baño y dejar la puerta abierta, no tirar de la cadena, hurgar en la nariz de tu novio (y comerte a continuación una patata frita usando esa mano, atención), y mantener sexo sin un mínimo de higiene, no forma parte de la realidad, ni de lo que yo entiendo como vivir en pareja ni de nada. Vamos, una guarrería de serie con todas las letras. Dos episodios vistos y me parece demasiado.


Better with you: un auténtico horror casposo con las risas enlatadas más odiosas que recuerdo. ¿El típico tema tan manido de las relaciones de pareja que llevan poco tiempo, más tiempo, o muchísimo tiempo? ¿En serio? Qué original. Y no, señores, no hace gracia nada de lo que están diciendo, esas risas enlatadas no pegan. Me pareció muy patética y tuve tentaciones de quitar el episodio cuando estaba a la mitad, pero en lugar de eso, llamé a mi abuela por teléfono y lo dejé de fondo.


Chase: no tengo tantas quejas de esta serie en comparación con las dos anteriores. Pero no me interesa seguir los pasos de esta Marshall de Texas que lleva en el equipaje la mala vida que presuntamente le dio su padre. Entre los que acompañan a la protagonista, me hizo gracia ver a Sucre de Prison Break y al jardinero de Mujeres Desesperadas que se lía con Gabrielle Solís (aunque teñido de moreno, ¡¿por qué?!). Del resto del episodio, poca cosa me hizo gracia y me resultó bastante aburrido. Tanto, que me quedé frita durante unos minutos.


The Defenders: a veces es un alivio que una serie te guste tan poco. Las Vegas, dos abogados listillos, Jerry O'Connell y James Belushi, un remake, un procedimental legal y, Nathalie Zea. Pones todo esto en una coctelera y como resultado te da que he terminado el piloto porque soy voluntariosa, buena persona y porque me estaba arreglando mientras las uñas. Que si no, ni eso. Una menos.


Undercovers: Si con The Defenders lo tuve fácil, con esta ni os cuento. Ni siquiera me he tomado la molestia, porque no me gustan ni las fotos promocionales. Esperaré a leer la opinión de otros comentaristas de series en sus blogs, y quizá más adelante le dé una oportunidad... quizá no.


The Whole Truth: otra de abogados. Aunque la idea es chula, no me apetece seguirla. La primera razón que me viene a la cabeza para descartarla es: si ya tengo The Good Wife, ¿para qué quiero esta? Y la segunda, que yo no comparto la simpatía por Maura Tierney que adivino por lo que leo en varios tweets y blogs. No es que le tenga manía, pero no soy fan, y el hecho de que esté siempre poniendo morritos no me entusiasma tampoco.


Shit, my Dad Says: un señor que nos recuerda a Danny Crane se ha jubilado y hace comentarios políticamente incorrectos que a su hijo le parecen graciosísimos. Sinceramente, aquí todos tenemos un padre o un abuelo que son máquinas de hacernos reír con sus críticas, comentarios y teorías sobre lo divino y lo humano. Sorprende mucho su estética súper antigua, parece que la serie tiene 20 años. Y de nuevo, nos obligan a soportar las risas enlatadas a todo trapo. Si la serie me gusta y me hace gracia, las risas pueden llegar a pasar desapercibidas o, incluso, puede ocurrir que mis carcajadas no me dejen oirlas. Pero no ha sido el caso. Además, creo que en esta serie van a abundar las referencias a políticos, periodistas y personajes de la vida pública estadounidense que no conozco (y que me parecen de lo más normal), y me voy a perder muchas bromas por esta razón.

Lo mejor de Shit, my Dad Says fue ver a continuación el fantástico primer episodio de la segunda temporada de Community, en el que se hacía clara alusión a esta nueva comedia con la cuenta de Twitter: 'Oldwhitemansays'. ¡¡Brillante!!

También he descartado algunas de las que en un principio me hicieron dudar, como es el caso de The Event, a la que considero el nuevo bodrio tipo Flash Forward y que con su segundo episodio me confirmó que es el despropósito que se adivinaba con el piloto, y Hawaii Five-O, porque una vez has visto a O'Loughlin salir del agua a lo Chica Bond, no hace falta quedarse a esperar nada más. En la cuerda floja está Running Wilde, y no tardaré en tomar una decisión al respecto.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Blue Bloods, Lone Star y My Generation: 'Cariño, esto no es lo que parece'.

Blue Bloods: No esperaba nada de esta serie. O mejor dicho, no esperaba nada bueno. Pero el experimento de mezclar un drama familiar tipo Brothers & Sisters con una serie policíaca creo que no va a estar mal. Como curiosidad destacar que era la primera vez que escuchaba a Tom Selleck hablar con su voz y en su lengua, y me ha hecho hasta ilusión. Su voz me ha encantado, y ¡qué bien habla este hombre!

'Magnum' interpreta a un Comisario de la policía de Nueva York viudo que tiene una gran familia en la que todos sus miembros son, de una manera u otra, agentes de la ley. Un padre jubilado, policía de la vieja escuela; un hijo detective que en el primer episodio ya ha demostrado que le va la brutalidad policial; una hija en la fiscalía, un hijo muerto en acto de servicio, y otro hijo que está dando sus primeros pasos en el cuerpo.

Reunidos alrededor de la mesa, con las mujeres, novias, hijos y lo que esté por venir, hablarán, como no puede ser de otra manera, de trabajo, de sus diferentes puntos de vista sobre cómo ha de aplicarse la ley... No me encajó demasiado la trama que han abierto basada en la existencia de una organización súper secreta dentro de la policía de Nueva York, que sabe la verdad sobre el hijo muerto y quieren captar al hijo recién graduado. Un batiburrillo algo raro a primera vista, pero que creo que me puede gustar. Veremos cómo se desarrolla...

My Generation: Otra que ni siquiera me llamaba la atención. Para mi sorpresa, cuando tan sólo llevaba unos minutos del piloto he decidido que me la quedaba. No me puedo resistir a este pseudo-documental de vidas cruzadas, a esta continua mirada al pasado de unos jóvenes que en el año 2000 se atrevieron a adivinar lo que serían diez años después.

Además, me ha parecido que nos lo han narrado muy bien, presentándonos a todos los personajes y explicándonos qué ha sido de sus vidas en los últimos diez años, de una manera ágil y fácil de entender, pero no por eso carente de detalles. Con tan sólo un capítulo puedes perfectamente hacerte con tu favorito o favorita, y adivinar por dónde van a tirar tus simpatías en los episodios que le seguirán. Sí, estoy ilusionada, y desgraciadamente leo en Twitter que está recibiendo palos por todas partes y que su futuro no se adivina demasiado brillante...

Lone Star: El piloto me supo a poco, me pareció incompleto y no me dejó precisamente deseosa de saber más... pero por curiosidad le di una oportunidad y vi el segundo capítulo. Y me gustó, me gustó tanto como para darle el 'Sí' y, cinco minutos más tarde, echo un vistazo a Twitter y me encuentro con la noticia de la cancelación. ¡Qué mala suerte!

En un principio y a juzgar por la sinopsis, todo apuntaba a que me iba a gustar. Esperaba no obstante que la serie estuviese centrada casi en exclusiva en las relaciones que mantiene el protagonista con sus dos mujeres. Pero este personaje monín con piquito de oro es además un timador que comparte profesión con su padre, un señor de apariencia perturbadora y cabello teñido.

Punto positivo para lo de ser timador, punto negativo para el padre, y punto negativo también para los aires de película de domingo por la tarde en Antena 3 que me transmitió el primer episodio. Tampoco me gustó la música en el piloto, considero que se pasaron y tuvo una presencia excesiva, como si tuviese que rellenar huecos que no deberían existir.

Durante los 40 y pocos minutos que duró el episodio cambié varias veces de opinión: me gusta, no me gusta, me gusta, no me gusta... Y en los días posteriores, me pasó más o menos lo mismo: a ratos la recordaba como algo entretenido, a ratos como algo que no me había gustado casi nada. Definitivamente, necesitaba ver algo más para acabar de decidirme. Lamentablemente, tanta duda no ha servido para nada y finalmente tendré que dejar de ver Lone Star por causas ajenas a mi voluntad.

Próximamente: un post sobre los 'Descartes Necesarios', y se acabaron los pilotos ¡por fin!