lunes, 30 de julio de 2012

Danza de Dragones. (¡¡Sin Spoilers!!)



Quiero que este post sea sin spoilers, porque si quiero recomendar su lectura, no me puedo dedicar a destriparlo. Los que ya lo han leído, ya tienen su opinión, y el conocer mis teorías, miedos y alegrías, no les harán cambiarla. Así que me veo frente a la hoja (virtual) en blanco, y me doy cuenta de que no voy a poder decir el nombre de ningún personaje porque con Canción de Hielo y Fuego en esta página estás, ¿pero en la siguiente…?

Han sido tres semanas entregada en cuerpo y alma al quinto volumen de la saga. Y al terminar, entro en internet, busco opiniones y cuál no es mi sorpresa al ver que hay muchos detractores de Danza de Dragones, más de lo que esperaba. Y hacen que me sienta aún más afortunada. Algunas de estas opiniones contrarias coinciden en que se trata de una continuación de Festín de Cuervos (porque lo es), que es aburrido y que sobra mucha paja. Incluso una amiga que lo leyó antes que yo, se sorprendió ante mi entusiasmo y me dijo que ella no lo pone ni de lejos a la altura de los tres primeros.

Pues yo sí. Yo lo he disfrutado al nivel que disfruté aquella maravilla adictiva y enloquecedora que fue Tormenta de Espadas. Me ha parecido que está totalmente a la altura y sobre todo destaco que está lleno de sorpresas, algo muy de agradecer llegados a este punto de la historia, en el que sería fácil caer en la monotonía que da el conocer bastante a casi todos los personajes principales.

A Danza de Dragones vuelven los personajes olvidados en Festín de Cuervos, pero no con exclusividad, ya que a partir de cierto punto, estos se unen a los que tuvieron todo el protagonismo en el cuarto volumen, y se nos explica lo que les ocurre, aunque sea de manera breve. Para mí, uno de los grandes aciertos de la novela, ya que resulta hasta emocionante leer según qué nombres en la cabecera de los capítulos que llegan a partir de la intersección, y como no soy de mirar el índice antes de empezar, el factor sorpresa hizo su magia.

Pero independientemente de quién aparezca, de quién viva o muera, la historia siempre gira entorno a conseguir el poder, desde el punto de vista de los que siguen jugando al juego de tronos y también de los que se ven arrastrados por la ambición, por el amor o por la mera casualidad. Un juego de tronos que en este volumen está curiosamente representado por el juego del sitrang, una especie de ajedrez en el que los contrincantes se juegan el trono, sirviéndose de castillos, soldados e incluso de dragones.

Niños, ancianos, nobles, guerreros, reyes y plebeyos… el abanico de personajes es tan abrumador como al principio, aunque ahora ya estemos acostumbrados y sepamos detectar a nuestros favoritos, a los que creemos más importantes. Pero si ya has llegado hasta aquí, o quizá no es necesario que tan lejos, ya sabrás que es peligroso encariñarse con cualquier personaje. Las muertes sorprendentes siguen siendo protagonistas en Danza de Dragones. Muertes que a una le pueden arruinar un desayuno, sin ir más lejos. Y quien habla de muertes, habla de apariciones inesperadas, relaciones chocantes, y tramas enteras que cuando llegan a término, te dejan con cara de idiota, ni más ni menos.

En la novela no faltan el sexo y la violencia, y en ocasiones, llegan de la mano. Los personajes más salvajes, despiadados y crueles, conviven con las historias de devoto amor fraternal y de lealtad sincera. Con facilidad pasmosa, Martin consigue que sintamos lástima por personajes a los que anteriormente odiábamos a muerte y que estemos deseando que se salven de las garras de ese nuevo villano, que supera en maldad al que creíamos insuperable.

También se nos da la oportunidad de ampliar horizontes: de conocer otras tierras, imaginar escenarios impresionantes y sobre todo, de descubrir otras culturas, religiones, incluso costumbres gastronómicas, en ocasiones muy sorprendentes.

A George R.R. Martin es muy fácil amarlo por los buenos momentos que nos proporciona su arte, pero también es muy fácil odiarle, y no solo porque no le tiembla la mano a la hora de aniquilar a sus criaturas, sino porque sabe cómo hacer sufrir al lector, y cómo atraparlo para que no pueda dejar de leer y no tenga ganas de hacer otra cosa en sus ratos libres. Además, y esto no es ninguna novedad, te lo sirve todo tan bien presentado, que es muy fácil sentarse a devorar el menú, sin descanso y con deleite.

Resumiendo: Danza de Dragones me ha encantado. Me ha hecho pasar buenos ratos, malos ratos… y sobre todo me ha hecho vivir momentos muy intensos. Me vuelve loca cuando un libro consigue atraparte de esta manera, porque al fin y al cabo, es ‘a lo que hemos venido’. Y tras la re-lectura de Juego de Tronos y de Choque de Reyes que hice antes de empezar Danza, ya estoy deseando encontrar por ahí un hueco para leer de nuevo Tormenta de Espadas… Como toda obra excepcional, Canción de Hielo y Fuego es eterna.

viernes, 27 de julio de 2012

Episodes: 2a temporada


En materia de series, este verano está siendo menos prolífico que el anterior, porque estoy dedicando el tiempo a otras cosas. Pero creo que el hecho de que vea menos cantidad me está ayudando a saborearlas mejor. Es el caso de esta segunda temporada de Episodes, a la que dediqué los primeros días de julio. Si ya disfruté mucho con su primera temporada, esta segunda me ha gustado todavía más. 

ATENCIÓN A LOS SPOILERS A CONTINUACIÓN...

Beverly y Sean están del todo instalados en Los Ángeles. Tan instalados, que han tenido tiempo incluso de separarse, dando forma a esa idea, probablemente muy cierta, de que las parejas no duran nada cuando se ven expuestas a la vorágine del show business. Cada uno por su lado en el ámbito privado, pero juntos en el trabajo, viven irremediablemente situaciones incómodas que nos resultan la mar de cómicas. Y por favor, que nadie pierda de vista a su secretaria inútil... exasperante y graciosa al mismo tiempo.

La gran protagonista de la temporada es la endogamia sexual entre los miembros del equipo, que me trae a la cabeza aquella Melrose Place en la que todos se liaban con todos, algo que luego se hizo muy común y que hemos podido ver en un montón de series de televisión. 

Si Beverly creyó en la primera temporada de Sean estaba liado con Morning, hecho que provocó que ella se liase con Matt, el escritor británico tiene, ahora sí, una relación con la actriz de edad indeterminada. Y Beverly, por su parte, tiene un breve affaire con el hermano de Morning, Rob, interpretado por el fantástico James Purefoy, al que deseo que le den una serie guapa pronto y con mejor fortuna que aquella horrorosa The Philantropist.

Pero estas no son las únicas relaciones pseudoamorosas, o simplemente sexuales. Siguiendo con este círculo de todos con todas, también Matt LeBlanc vive un rollete sexual con Jamie, la esposa de Merc Lapidus, el ejecutivo de la cadena y por lo tanto, su jefe, quien al mismo tiempo está enrollado con su secretaria. El mayor topicazo de la historia, pero ahí lo tenemos, dando juego y resultando la mar de efectivo, creo que en parte gracias a Carol, uno de mis personajes favoritos de la serie, cuyos momentos de confidencias con Beverly, aliñados con unos porritos de marihuana, han sido también imprescindibles.

En Episodes se tocan todos estos tópicos sobre los que hemos oído hablar al respecto del mundillo del cine y la televisión: la pareja que no ha podido resistir unida ante tantas tentaciones; la secretaria que se lía con su jefe; la acosadora del actor de turno; el actor de turno que se acuesta con la esposa de su jefe; y la actriz bimbo que podría ser bisabuela, sometiéndose a intervenciones quirúrgicas que a veces no tienen buen resultado, como podemos comprobar con la propia Morning, a la que directamente, se le descuelga una prótesis de pómulo, dando lugar a un par de escenas de lo más grotesco, bizarro y al mismo tiempo, hilarante.

Pero sobre todo, yo me quedo con esa figura de la estrella de televisión, en este caso real: Matt LeBlanc, que ya no es el joven que fue, que ha envejecido, que ha engordado, y a cuyos oídos llegan estos comentarios y críticas crueles a propósito de su apariencia y del presunto fracaso de su carrera. 

LeBlanc tiene momentazos en esta segunda temporada y, aunque yo no soy precisamente fan de lo salido de la factoría Friends, he dejado de lado mis manías y prejuicios y le reconozco el mérito. Y de la misma manera que las conversaciones y confidencias entre Beverly y Carol me han gustado especialmente, el tira y afloja que tienen Matt y Sean, con el actor intentando que su compañero guionista le perdone, tampoco se quedan atrás.

Concluyendo, una temporada fantástica, sin ningún desperdicio, breve y muy divertida. Con un ratio mayor de carcajadas que la primera y llena de alicientes para aquellos que somos fans del cine y la televisión, sobre todo si nos interesan los asuntillos frívolos que se manejan entre bambalinas.

martes, 24 de julio de 2012

Año Dickens: Primer Ranking

Pronto hará un año que leí Oliver Twist, mi primer contacto con las obras de Charles Dickens. Meses más tarde, supe sobre el bicentenario de su nacimiento y decidí adentrarme en su universo y leer cuantas obras suyas pudiese. Hasta la fecha, han sido cinco las novelas del autor que he leído, y ya me encuentro en situación de hacer un pequeño ranking y comentario sobre ellas…

1. David Copperfield: Una joya, una auténtica maravilla. Mi novela favorita de Dickens de momento. Tan parecida a Grandes Esperanzas que, mientras leía la historia del pequeño Davy, temía acabar confundiéndolas. Pero en absoluto. David tiene su propio pequeño mundo y su gran personalidad.

Aunque coincide con el protagonista de Grandes Esperanzas en muchas actitudes, David es más gracioso que Pip, aunque igual de bondadoso. Como siempre ocurre en la obra de Dickens, esta no está exenta de desgracias, pero el aire vitalista y optimista tiene más presencia que por ejemplo, en Oliver Twist.

Además, David Copperfield tiene un elenco de personajes maravillosos que le hacen compañía, pero en ningún caso sombra: la adorable Pegotty, su gran amiga Agnes, la dulce Dora, Traddles y sobre todo, uno de los personajes de Dickens a los que tengo más cariño: la excéntrica tía Betsey.

Es la típica historia de la vida de alguien desde su infancia hasta la edad adulta, una especie de autobiografía con mucha moralina y moraleja al final, en la que los buenos recibirán su recompensa y los malos serán castigados porque son muy malos. Esto es lo único que se le puede echar en cara: la falta de matices en algún que otro personaje secundario, y la previsibilidad. Pero supongo que es algo a lo que te acostumbras, porque es una característica muy presente en todo lo que he leído de momento.

Como anécdota: descubrir gracias a este clásico de la literatura cuál es el origen del nombre de un grupo de rock clásico… Uriah Heep, el villano de la historia.


2. Grandes Esperanzas: En segundo puesto queda esta, de la que también vi la mini serie y escribí aquí sobre ella. Esto ayudó, como siempre, a poner cara y ojos a los personajes, y también a descubrir una adaptación más que digna de la novela, que siempre agrada.

De nuevo, encontramos a un niño cuyo destino se encuentra en las manos de los adultos que le rodean, entre los cuales habrá personas muy muy buenas, y personajes tremendamente malvados. La evolución del protagonista es como siempre deliciosa, adaptando no solo el comportamiento, sino lo más importante: su manera de expresarse.

La sensación que te queda cuando terminas de leer la historia de Pip, de la misma manera que cuando terminas la de David Copperfield, es que has visto crecer a ese niño y convertirse en adulto. Te da la impresión de que los conoces.

Aquí, la crítica social es mucho más feroz de lo normal.  Y el sentimentalismo moralizante tampoco le queda a la zaga. También se hace manifiesta la habilidad del autor para ligar diferentes historias entre sí, como ocurre en Historia de dos ciudades de una manera más clara.

En definitiva, otra historia preciosa, en la que la amistad y el amor fraternal son los grandes protagonistas y en las que sus personajes son muy peculiares y con personalidades tan marcadas, que sientes que lo sabes todo sobre ellos.


3. Oliver Twist: Una de las historias más crueles que recuerdo. Cuando terminé de leerla el veredicto no fue para nada positivo, ya que la crueldad con la que es tratado el pequeño protagonista me pareció horrible y gratuita.

Pero con el tiempo, el recuerdo mejoró y me entraron muchas ganas de seguir leyendo cosas del autor. Se repiten los mecanismos que he nombrado en los dos libros anteriores, aunque por aquel entonces yo no lo sabía porque este fue el primer libro de Charles Dickens que pasó por mis manos. Como he dicho antes, con el paso de las páginas, te vas acostumbrando.

La historia de las desventuras de Oliver también es parecida a la de David y Pip, aunque mucho más dura. Aquí, prácticamente todos los adultos que rodean al muchacho son seres malvados sin corazón. En ocasiones descorazonador, lo que realmente enamora del libro es el uso de las palabras, cómo te atrapan y te cautivan. Dickens era un mago.


4. Historia de dos ciudades: Aunque reconozco que el escritor teje de manera magistral una trama que tiene lugar entre dos ciudades tan distantes como París y Londres, he de decir que a mí este libro no me gustó. Se me hizo muy lento y muy pesado y, como he dicho antes, en ocasiones Dickens puede ser tremendamente previsible y esta novela no es para nada la excepción.

La historia se sitúa en plena Revolución Francesa, sin olvidar los acontecimientos previos a tal acontecimiento ni los años posteriores. Su narración es extremadamente detallada, también muy cruda, sobre todo cuando toca explicar los hechos que rodean a la época del Terror. Aquí no tenemos la historia de un infante que se convierte en adulto, luchando contra las adversidades. De hecho, los personajes quedan en un segundo plano, porque lo que importa es la historia y los convulsos y violentos sucesos que se produjeron.


5. Tiempos difíciles: No disfruté de la lectura de Historia de dos ciudades, pero tampoco me planteé abandonarlo. En el caso de Tiempos Difíciles, a punto estuve de no llegar a la mitad del libro, pero luego, por aquello de seguir con este ‘Año Dickens’, me armé de paciencia y me lo leí entero.

Esperaba otra cosa. Esperaba que la historia fuese algo parecido a Oliver Twist o a Grandes Esperanzas, o incluso a David Copperfield, pero teniendo en este caso a una niña como protagonista: Cecilia Jupe. Al final, nada de esto. Los protagonistas fueron otros y la historia no brilla, a mis ojos, como la de las dos primeras novelas que he nombrado en este ranking.

La historia que nos cuenta gira entorno a las diferencias entre la clase proletaria y la clase alta de un pequeño pueblo inglés. La crítica social está presente en toda la obra, pero sobre todo es al final del libro cuando se desata en un alegato a favor de las mejoras para la clase trabajadora. Lo que más me ha sobrado han sido esas reflexiones al margen del grueso de la historia de las que también hace gala en Historia de dos ciudades y que personalmente, me resultan bastante indigestas.

miércoles, 11 de julio de 2012

Flavia de los extraños talentos (Alan Bradley)

Lo que en primer lugar me llamó la atención de este libro, y lo que me animó a leerlo, fue su portada. ¿Os ha pasado alguna vez? A mí es la primera vez que me pasa, al menos, que yo recuerde. Tampoco es que sea un libro del estilo que yo acostumbro a leer, pero un impulso raro (y la portada) me animaron a hacerlo, y no me arrepiento en absoluto.

Flavia de los extraños talentos tiene un título completamente diferente en su versión original en inglés: The Sweetness at the Bottom of the Pie. Al parecer, esto de las traducciones locas no solo tiene lugar en el cine y la televisión. Sea como sea, el argumento, que no cambia, nos presenta a una niña de 11 años muy especial que, un fatídico día, descubre un cadáver en el jardín de su casa, una impresionante mansión victoriana donde convive con su padre, el ayudante de éste, y sus dos hermanas mayores, Daphne y Ophelia.

Su peculiar sentido del humor, negro y tétrico, la llevarán a entusiasmarse con este descubrimiento, y sus amplios conocimientos sobre química, junto a su inteligencia extraordinaria y una súper desarrollada intuición, la animarán a hacerse cargo de la investigación criminal, obviamente, de manera no oficial.

Se trata, pues, de una historia simple de ‘descubre quién es el asesino’, pero el hecho de que la encargada de descubrirlo sea una pequeña Sherlock, le añade interés a la novela. El caso en sí no es que sea muy rebuscado, y toda la trama policial es bastante simple, pero el humor mordaz y el carisma de Flavia de Luce le añaden un plus de originalidad.

Mucho más lista que la mayoría de los adultos que la rodean, apasionada por la química, con una memoria prodigiosa y con unas ansias locas de conocimiento, Flavia nos regala muchos momentos hilarantes, sobre todo cuando decide probar en sus hermanas algunos de los compuestos con los que experimenta en su laboratorio. Daphne y Ophelia son dos personajes a los que la pequeña Flavia intenta presentar como odiosos, pero a los que pronto se les toma simpatía, sobre todo a Daphne, la retraída hermana mediana, que siempre anda con la nariz metida en algún libro.

La madre de Flavia murió al poco tiempo de nacer ella, pero su recuerdo planea sobre toda la historia, convirtiéndose en un personaje más. Pero no esperéis ningún tipo de drama: el cinismo del que hace gala nuestra protagonista os demostrará que hasta la muerte más terrible, es llevadera cuando se procesa con una mente infantil y prodigiosa.


El resto de personajes de esta novela son el padre de las niñas: el coronel de Luce, un hombre misterioso y silencioso; su ayudante Dogger, que es prácticamente de la familia y que tiene una relación muy especial con Flavia, tierna, aunque de forma muy sutil… y otros habitantes y visitantes del pueblo que tendrán su parte en la investigación de este crimen, ya sea ayudando o molestando.

Punto y aparte merecen los oficiales de policía encargados de resolver el crimen, capitaneados por un paciente inspector, que comprobará sorprendido cómo una niña de 11 años es capaz de aventajarle en conocimientos y en deducción, y que al final, tendrá que reconocerle el mérito y hacer caso de sus indicaciones, con toda la dignidad de la que puede hacer acopio.

En definitiva, se trata de un libro absolutamente original y de lectura fácil. Una historia bastante adictiva, en la que la inteligencia y el humor, a veces muy negro, de su personaje principal son sus principales alicientes. Una novela sin mayores pretensiones que hacernos pasar un buen rato, que os recomiendo sobre todo si no sois grandes devotos de las novelas de ‘resolver crímenes o misterios’. En el caso de que sí lo seáis, os puede resultar algo demasiado ligero, ya que la investigación policial cede su parcela de protagonismo a la pequeña y avispada Flavia.

Para terminar, y en el caso de que Flavia os cautive hasta el punto de querer leer más sobre sus aventuras, avisaros de que encontraréis ya traducida La muerte no es un juego de niños, la segunda novela de esta saga escrita por el canadiense Alan Bradley.

lunes, 9 de julio de 2012

Nurse Jackie: Ella está al mando


La mejor temporada de Nurse Jackie hasta la fecha. Subirse a la montaña rusa que es la vida de Jackie ha sido un auténtico placer. Como siempre, en la serie todo gira en torno a su peculiar protagonista: una enfermera muy poco ortodoxa, que a veces nos puede llegar a recordar al querido Doctor House, salvando las distancias. Para ella, el paciente es lo primero y las normas quedan en un segundo plano. Eso es lo que me gusta de este personaje: que, al contrario de lo que ocurría con House, la humanidad es su rasgo más característico. 

Jackie tiene sus métodos, una manera de hacer las cosas a su aire, que tendrá sus consecuencias en la catarsis de final de temporada a la ya que nos tienen acostumbrados: el cénit de 13 episodios llenos de despropósitos, riesgos y problemas. En esta serie, el drama y la comedia se dan la mano, poniendo una de cal y una de arena. Es uno de sus encantos, junto a un elenco de personajes que hacen las delicias del espectador.

Si todavía no habéis conocido a Jackie y a sus acompañantes, no perdáis más el tiempo. Y si ya habéis tenido el placer de disfrutar de esta cuarta temporada, pasen y lean…


CUIDADO: A partir de este punto, el post viene cargadito de spoilers de la 4ª temporada de Nurse Jackie.


La vida de Jackie se ha despeñado estrepitosamente por un precipicio: está en rehabilitación, su marido se ha enterado de su infidelidad, quiere el divorcio y la custodia de las niñas, la relación con su hija mayor es todo lo complicada que podía ser, y el panorama en el hospital donde trabaja está cambiando a una velocidad de vértigo, y no a mejor, precisamente.

Aunque su vida entera se desmorone, cuando Jackie toma las riendas en su puesto de trabajo, se erige como una guerrera infalible en su batalla contra la injusticia y la enfermedad. Peca de extremadamente solidaria y de altruista y, cuando se trata de la gente a la que quiere o de sus pacientes, nada se interpone en su camino. Y mucho menos el Doctor Cruz, un médico (odioso) puesto a dedo por una gran empresa, que ha desplazado a uno de sus grandes apoyos: Gloria Akalitus, un personaje maravilloso.

En realidad, todos los personajes de esta serie son excelentes. Es su punto fuerte. Incluso el marido o ex marido de Jackie, al que inevitablemente ha tocado cogerle mucha manía a pesar de que fue un santo varón en el pasado, es un personaje que como el resto, tiene mucha profundidad. En Nurse Jackie no hay secundarios vacíos de contenido, todos tienen su historia a cuestas y todos actúan y se relacionan entre sí tremendamente influidos por ese bagaje, que de una manera u otra, se encargan de darnos a conocer. Como cualquier persona ‘real’ que se precie, ni más ni menos.

La combinación de drama y comedia de la que siempre hace gala la serie, ha tenido en la divina Doctora O’Hara uno de sus muchos ejemplos, gracias a su embarazo, al cual quiere enfrentarse sola a pesar de las insistencias del Doctor Cooper, que no dará su brazo a torcer y que al final, cuando a O’Hara se le caen el mundo y la soledad encima, cumplirá con su propósito: estar al lado de su amiga.

La amistad es uno de los pilares fundamentales sobre los que se aguanta esta serie: en la parte cómica nos fijaríamos en la dulce Zoey y su convivencia con Jackie, ayudándole en todo lo que necesita y convirtiéndose en una especie de nanny para las niñas, y en la parte dramática, en la relación que Jackie mantiene con Charlie, el joven drogadicto que conoce en rehabilitación, que resulta ser el hijo de su nuevo jefe, y que finalmente encontrará la muerte en brazos de su padre.

De nuevo, un hecho dramático, el fin de una fugaz carrera autodestructiva, en este apoteósico último capítulo que pone el punto final a alguna trama, pero que abre también todo un abanico de posibles historias para lo que vendrá a continuación. Estas nuevas historias tendrán como epicentro a algunos personajes en paro. Es lo que toca: la crisis, el paro, y la coyuntura actual que vemos en los medios, presentes también en las series de televisión.

A saber: la exquisita Gloria Akalitus y el ‘amigo’ y ex amante de Jackie: Eddie, así como la misma protagonista, se han quedado sin trabajo. Tanto Eddie como Gloria por su relación con Jackie, y la ella, por una gran bronca con Cruz, que seguramente arrancó aplausos a más de un fan, y que deja bien claro quién manda en urgencias del Hospital All Saints, por mucha corporación que se haya apoderado del centro y por mucho jefecillo borde al mando. Jackie is in charge. No teníamos ninguna duda al respecto.

Ha sido una temporada llena de cambios, sobre todo en lo que afecta a las relaciones entre los miembros de la plantilla. Ha sido la temporada del embarazo de la Doctora O’Hara, que lo ha llevado con tanta dignidad como vulnerabilidad, haciéndola un personaje todavía más adorable de lo que ya era. También ha sido la temporada de la recuperación de Jackie, de plantarle cara a las drogas y de plantarle cara también a las normas establecidas, aun perdiendo así su puesto de trabajo.

Una temporada perfecta, redonda y magistral que ha hecho que esperase con muchas ganas mi cita semanal de veinte y pocos minutos que pasaron volando y que me tendrán ansiando ver más de Nurse Jackie hasta la primavera que viene. O eso espero.

jueves, 5 de julio de 2012

Volando en helicóptero por la gracia de Dios


Cuando suben las temperaturas y el sol empieza a picar de lo lindo, a mí me invaden la alegría, el buen rollo y el optimismo. Si tengo un mal día en el trabajo, o alguna preocupación, es salir a la calle, recibir mi dosis de calor, y reponerme. Soy como esos animales de sangre fría que necesitan ponerse al sol para calentarse. Una lagarta, dirían las malas lenguas. Sí, me encanta el verano, y me encanta asociar esta época del año con según que discos que, invariablemente, contribuyen a que mi buen humor vaya a más.

Este verano he aceptado la invitación de unos suecos que, pilotando un helicóptero, me ponen el ánimo por las nubes y me acercan al sol para que mis pilas, en realidad placas solares, se carguen al máximo. Estos caballeros procedentes de tierras nórdicas son (o fueron) The Hellacopters, y me prometen una fiesta sin fin, en la que sus doce años de canciones suenan ininterrumpidamente.

Muchas de sus canciones brillan como diamantes, pero yo no siempre las consigo ubicar en el disco al que corresponden, porque no soy una eurdita en la banda. Siempre preferí bailar sus canciones a estudiar su biografía. Sus temas pegadizos, que combinan de forma mágica la frescura con los aires clásicos, me valen para cuando estoy de muy buen humor, y me valen para cuando las cosas no están del todo bien. Para mí, las canciones de The Hellacopters son terapéuticas, y en concreto las de su trabajo de 2002, By the grace of God.

El disco de la nube y el rayo, el álbum de portada roja o de portada negra. Mi CD original es con el fondo en negro, pero cuando traigo su imagen a mi cabeza, curiosamente, aparece en rojo. Diez años hace que nos conocemos y me acuerdo de sus primeras escuchas como si fuese ayer. Nada ha cambiado: las primeras notas de apertura del tema 'By the Grace of God' me proporcionan ya un buen subidón de adrenalina. Es imposible no ponerse a bailar, es imposible no marcar el ritmo con los hombros, con un pie, con una mano o si puedes, con todo el cuerpo.

Si estás en una fiesta y quieres que la peña se mueva, tienes que ponerles este disco. Es un torrente de energía, que fluye tema tras tema y que da algún respiro en forma de medio tiempo, de los cuales, no obstante, tampoco te puedes fiar porque les darán una buena sacudida a tus emociones, como es el caso de la preciosa 'Rainy Days Revisited', perfecta para las tormentas de verano, o 'Down on Freestreet', un tema que me recuerda un poquito a The Rolling Stones y que es uno de mis favoritos del disco, con un principio que ya te indica que viene algo grande.

Tan grande como los estribillos pegadizos en cortes como 'Carry Me Home' o 'It’s Good But It Just Ain’t Right', o como la rapidez de 'All New Low', o como el Rock and Roll más clásico de 'Better Than You', o incluso como el ligero toque punkarrilla de 'The Exorcist'... Ah, y no dejéis de leer sus letras, son fantásticas.

Recuerdo que en su día alguien dijo, o leí por ahí, que con este disco The Hellacopters estaban 'aflojando'. La verdad, no presté demasiada atención... y vosotros tampoco deberíais. Es un disco redondo y una colección de canciones muy especiales que siempre saben a poco y que han 'envejecido' perfectamente. By the grace of God tiene un único 'pero': que es demasiado breve.