Cuando suben las temperaturas y el sol empieza a picar de lo lindo, a mí
me invaden la alegría, el buen rollo y el optimismo. Si tengo un mal
día en el trabajo, o alguna preocupación, es salir a la calle, recibir
mi dosis de calor, y reponerme. Soy como esos animales de sangre fría que necesitan ponerse al sol para calentarse. Una lagarta, dirían las malas lenguas. Sí, me encanta el verano, y me encanta asociar esta época del año con según que discos que, invariablemente, contribuyen a que mi buen humor vaya a más.
Este verano he aceptado la invitación de unos suecos que, pilotando un helicóptero, me ponen el ánimo por las nubes y me acercan al sol para que mis pilas, en realidad placas solares, se carguen al máximo. Estos caballeros procedentes de tierras nórdicas son (o fueron) The Hellacopters, y me prometen una fiesta sin fin, en la que sus doce años de canciones suenan ininterrumpidamente.
Muchas de sus canciones brillan como diamantes, pero yo no siempre las consigo ubicar en el disco al que corresponden, porque no soy una eurdita en la banda. Siempre preferí bailar sus canciones a estudiar su biografía. Sus temas pegadizos, que combinan de forma mágica la frescura con los aires clásicos, me valen para cuando estoy de muy buen humor, y me valen para cuando las cosas no están del todo bien. Para mí, las canciones de The Hellacopters son terapéuticas, y en concreto las de su trabajo de 2002, By the grace of God.
El disco de la nube y el rayo, el álbum de portada roja o de portada negra. Mi CD original es con el fondo en negro, pero cuando
traigo su imagen a mi cabeza, curiosamente, aparece en rojo. Diez años
hace que nos conocemos y me acuerdo de sus primeras escuchas como si
fuese ayer. Nada ha cambiado: las primeras notas de apertura del tema 'By the Grace of God' me proporcionan ya un buen subidón de adrenalina. Es imposible no ponerse a bailar, es imposible no marcar el ritmo con los hombros, con un pie, con una mano o si puedes, con todo el cuerpo.
Si estás en una fiesta y quieres que la peña se mueva, tienes que ponerles este disco. Es un torrente de energía, que fluye tema tras tema y que da algún respiro en forma de medio tiempo, de los cuales, no obstante, tampoco te puedes fiar porque les darán una buena sacudida a tus emociones, como es el caso de la preciosa 'Rainy Days Revisited', perfecta para las tormentas de verano, o 'Down on Freestreet', un tema que me recuerda un poquito a The Rolling Stones y que es uno de mis favoritos del disco, con un principio que ya te indica que viene algo grande.
Tan grande como los estribillos pegadizos en cortes como 'Carry Me Home' o 'It’s Good But It Just Ain’t Right', o como la rapidez de 'All New Low', o como el Rock and Roll más clásico de 'Better Than You', o incluso como el ligero toque punkarrilla de 'The Exorcist'... Ah, y no dejéis de leer sus letras, son fantásticas.
Recuerdo que en su día alguien dijo, o leí por ahí, que con este disco The Hellacopters estaban 'aflojando'. La verdad, no presté demasiada atención... y vosotros tampoco deberíais. Es un disco redondo y una colección de canciones muy especiales que siempre saben a poco y que han 'envejecido' perfectamente. By the grace of God tiene un único 'pero': que es demasiado breve.
3 comentarios:
tuve mi época hellacopters hace tiempo. son muy festivos. supongo que conocerás, pero hay más grupetes suecos del estilo que también molan mil, como turbonegro y gluecifer.
Sí, sí, por supuesto, y a ambos los he podido ver en directo, incluso... Pero este post es para un disco en concreto ;)
Gracias por pasarte!!
pues vaya, ¡¡qué suerte tienes!! no he visto a ninguno de ellos :( y ya no podré hacerlo, claro.
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