viernes, 27 de julio de 2012

Episodes: 2a temporada


En materia de series, este verano está siendo menos prolífico que el anterior, porque estoy dedicando el tiempo a otras cosas. Pero creo que el hecho de que vea menos cantidad me está ayudando a saborearlas mejor. Es el caso de esta segunda temporada de Episodes, a la que dediqué los primeros días de julio. Si ya disfruté mucho con su primera temporada, esta segunda me ha gustado todavía más. 

ATENCIÓN A LOS SPOILERS A CONTINUACIÓN...

Beverly y Sean están del todo instalados en Los Ángeles. Tan instalados, que han tenido tiempo incluso de separarse, dando forma a esa idea, probablemente muy cierta, de que las parejas no duran nada cuando se ven expuestas a la vorágine del show business. Cada uno por su lado en el ámbito privado, pero juntos en el trabajo, viven irremediablemente situaciones incómodas que nos resultan la mar de cómicas. Y por favor, que nadie pierda de vista a su secretaria inútil... exasperante y graciosa al mismo tiempo.

La gran protagonista de la temporada es la endogamia sexual entre los miembros del equipo, que me trae a la cabeza aquella Melrose Place en la que todos se liaban con todos, algo que luego se hizo muy común y que hemos podido ver en un montón de series de televisión. 

Si Beverly creyó en la primera temporada de Sean estaba liado con Morning, hecho que provocó que ella se liase con Matt, el escritor británico tiene, ahora sí, una relación con la actriz de edad indeterminada. Y Beverly, por su parte, tiene un breve affaire con el hermano de Morning, Rob, interpretado por el fantástico James Purefoy, al que deseo que le den una serie guapa pronto y con mejor fortuna que aquella horrorosa The Philantropist.

Pero estas no son las únicas relaciones pseudoamorosas, o simplemente sexuales. Siguiendo con este círculo de todos con todas, también Matt LeBlanc vive un rollete sexual con Jamie, la esposa de Merc Lapidus, el ejecutivo de la cadena y por lo tanto, su jefe, quien al mismo tiempo está enrollado con su secretaria. El mayor topicazo de la historia, pero ahí lo tenemos, dando juego y resultando la mar de efectivo, creo que en parte gracias a Carol, uno de mis personajes favoritos de la serie, cuyos momentos de confidencias con Beverly, aliñados con unos porritos de marihuana, han sido también imprescindibles.

En Episodes se tocan todos estos tópicos sobre los que hemos oído hablar al respecto del mundillo del cine y la televisión: la pareja que no ha podido resistir unida ante tantas tentaciones; la secretaria que se lía con su jefe; la acosadora del actor de turno; el actor de turno que se acuesta con la esposa de su jefe; y la actriz bimbo que podría ser bisabuela, sometiéndose a intervenciones quirúrgicas que a veces no tienen buen resultado, como podemos comprobar con la propia Morning, a la que directamente, se le descuelga una prótesis de pómulo, dando lugar a un par de escenas de lo más grotesco, bizarro y al mismo tiempo, hilarante.

Pero sobre todo, yo me quedo con esa figura de la estrella de televisión, en este caso real: Matt LeBlanc, que ya no es el joven que fue, que ha envejecido, que ha engordado, y a cuyos oídos llegan estos comentarios y críticas crueles a propósito de su apariencia y del presunto fracaso de su carrera. 

LeBlanc tiene momentazos en esta segunda temporada y, aunque yo no soy precisamente fan de lo salido de la factoría Friends, he dejado de lado mis manías y prejuicios y le reconozco el mérito. Y de la misma manera que las conversaciones y confidencias entre Beverly y Carol me han gustado especialmente, el tira y afloja que tienen Matt y Sean, con el actor intentando que su compañero guionista le perdone, tampoco se quedan atrás.

Concluyendo, una temporada fantástica, sin ningún desperdicio, breve y muy divertida. Con un ratio mayor de carcajadas que la primera y llena de alicientes para aquellos que somos fans del cine y la televisión, sobre todo si nos interesan los asuntillos frívolos que se manejan entre bambalinas.

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