Mala racha con la lectura

Estoy teniendo una mala suerte últimamente con los libros, que ni me lo creo. Entre que tengo menos tiempo que antes, y que no encuentro una lectura que me enganche, me encuentro leyendo poquísimo.

El último libro que realmente me atrapó y me enamoró fue Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen. El hecho de leerlo con vistas a ver la serie e intercalarlo con ella, fue un aliciente. Además, es una historia preciosa que se vale por sí misma sin necesidad de ir acompañada de ninguna producción audiovisual. Lo leí entre julio y agosto, que ya nos queda bastante atrás.

Después, vino Akropolis, de Valerio Massimo Manfredi. Adoro a este escritor, todo lo que había leído de él previo a Akropolis me había seducido sobremanera, sobretodo la trilogía de Alexandros. Pero Akropolis no es una novela, es un ensayo, y aunque lo terminé, la última parte se me hizo muy cuesta arriba.

Aparqué la novela histórica para dedicarme a Recuerdos del Futuro, de Robert J. Sawyer, o lo que es lo mismo: el libro en el que está inspirada la serie Flash Forward. No me desagradó para nada, pero tampoco generó en mí la adicción que otras novelas generan, obviamente, la ciencia ficción es un género desconocido para mí, y se tenía que notar.

Pasé de la ciencia ficción a la fantasía con El Nombre del Viento, de Patrick Rothfuss. Lo comencé el 19 de septiembre y el 1 de octubre decidí abandonarlo, o aparcarlo... en definitiva, dejar de intentar leerlo. Cada vez que cogía el libro, era un sacrificio, y no sólo por la tonelada y media que pesa el bendito...

Dejé El Nombre del Viento, pues, para retomar mi querida novela histórica, y prometiéndomelas muy felices ante una saga que cuenta con varios volúmenes, me atreví con Colleen McCullough y su Primer Hombre de Roma. No he podido pasar de la página 64. Con una narración aburrida y sobrecargada de personajes, me ha hecho devolverlo a la estantería.

Y estoy tan desencantada que hasta me asusta probar suerte con otra cosa. Me pasearé por la lista de lecturas pendientes que me esperan en mi estantería, eligiré uno que no sea demasiado voluminoso... y a ver qué pasa. Pero lo haré cuando tenga ganas, ya que, después de tanto desengaño, reconozco que escasean.