Acabé con In Treatment

En un principio me propuse hacer una entrada hablando de cada uno de los pacientes de In Treatment, pero una vez escribí sobre Laura y sobre Alex, y una vez planteé lo que la serie estaba gustándome, consideré que ya era suficiente. No es que me cansase de la serie, pero sí que mi relación con ella fue perdiendo intensidad porque el comportamiento de algunos de los protagonistas, y sobretodo el de Paul (el psicólogo), me estaban decepcionando. Supongo que es lo que pasa cuando una serie se basa tan sólo en las relaciones, los diálogos y las personalidades. Llegó un punto que prácticamente todos me caían gordos.

En el último capítulo llegué a enfadarme. No quería que el personaje de Paul (Gabriel Byrne) diese el giro que parecía que iba a dar. Y ya sufría por lo que iba a ser la segunda temporada. Finalmente lo que se presumía que iba a pasar no pasó, pero tampoco me quedé mucho más contenta.

No quiero decir con esto ni que la serie no me haya gustado, ni que me haya cansado, ni que me haya decepcionado. Es una buena serie, pero es una serie que te atrapa tanto, que crees conocer a cada uno de los personajes y por lo tanto, los juzgas con lo que parece un gran conocimiento de sus acciones y personalidades, llegando a enfadarte, entristecerte e incluso decepcionarte con sus comportamientos.

Una buena serie para ver en un período corto de tiempo. No es recomendable perder el hilo en ningún momento, porque la relación del espectador con los protagonistas correría el riesgo de enfriarse. Tampoco considero bueno ver más de 5 capítulos por sesión, ya que 5 capítulos representan una semana de tratamiento, que cierra el viernes con la sesión entre Paul y Gina y si, la serie está así concebida, por algo será.