Barcelona, 1 de junio de 2010. Megadeth vuelve a visitarnos y servidora no falta a la cita. La primera vez que les vi en directo fue en el Doctor Music Festival de 1997. Desde entonces, han sido más de 7 veces... pero he perdido la cuenta y no estoy segura de si son 8 ó 9.
Asistir a un concierto de Megadeth es como reencontrarte con un amigo de la infancia con el que no has perdido el contacto a lo largo de los años. Sabes con qué te vas a encontrar, sabes con quién vas a coincidir y sabes que no te van a decepcionar, a no ser que causas externas como un mal sonido de la sala o un timing apretado se interpongan.
Pero el show de anoche fue diferente por varios motivos. El primero de ellos: el regreso del bajista Dave Ellefson. Siendo honestos, yo soy de las que identifican Megadeth con Dave Mustaine, y no esperaba que me causase especial impresión ver de nuevo a Ellefson en escena. Pero me equivocaba: no salté de alegría, pero me hizo gracia verlo salir al escenario, acompañado por una espléndida ovación de parte del público... la misma que recibió en el momento de la despedida.
La segunda novedad: el set list. Tras los temas más recientes: Dialectic Chaos y This Day We Fight!, llegó mi canción favorita de la banda, In My Darkest Hour. Acto seguido, Dave Mustaine nos revela lo que muchos esperaban, que iban a tocar el álbum Rust in Peace íntegro, conmemorando el veinte aniversario de la publicación del disco.
Un alto en el camino para decir que, aunque soy consciente de que los fans valoran por lo general regalos así, a mí no me parece una decisión muy acertada. Muchas bandas se están apuntando a esta moda y no suelo alegrarme, prefiero un set list variado, currado y que sorprenda. A excepción del momento de ejecutar los bombazos más conocidos, ahí tuve un momento de poco interés... en el que aprovechamos para tomar algo, ir al baño y dar un par de vueltas por la sala, que estaba a tope, aunque afortunadamente no hacía ese calor asfixiante de otras ocasiones.
Tras ese paréntesis, cayeron de nuevo un par de temas nuevos: Headcrusher y The Right to Go Insane, y a continuación, los clasicazos que pusieron el broche de oro a una noche muy cañera y en especial, muy divertida, hablo de Sweating Bullets, Symphony Of Destruction, A Tout Le Monde, Trust y el Peace Sells.
Pero aún me dejo una cosa que hizo un poco diferente este concierto de Megadeth: ¡¡Dave Mustaine sonriente!! Diría incluso más: ¡¡Dave Mustaine risueño!! El pelirrojo olvidó por esta noche su cara de malas pulgas y nos mostró flamantes sonrisas y gestos simpáticos a lo largo de toda su actuación. La absoluta entrega del público le tocó en corazón y nos agradeció por activa y por pasiva que estuviésemos allí y que les respondiésemos de una manera tan cálida. A falta de costumbre, he de decir que Dave Mustaine me da miedo cuando se ríe.
Bromas a parte, fue una noche fantástica de Heavy Metal, con unos músicos profesionales que no te fallan, una noche para reencontrarse con varios amigos y multitud de conocidos... y con la sensación de que, a pesar de que las nuevas generaciones te abran los ojos ante la evidencia del paso de los años, y de que mi primer show en Razzmatazz (antes conocida como Zeleste) fuese hace 17 años, hay cosas que no cambian:
Cuando te metes en las primeras filas y chupas ampli, al día siguiente te pitan los oídos y te zumba la cabeza.
Aunque por la red abunden fotos y vídeos mucho mejores que estos, me hacía ilusión que en este post estuviesen los míos.
Asistir a un concierto de Megadeth es como reencontrarte con un amigo de la infancia con el que no has perdido el contacto a lo largo de los años. Sabes con qué te vas a encontrar, sabes con quién vas a coincidir y sabes que no te van a decepcionar, a no ser que causas externas como un mal sonido de la sala o un timing apretado se interpongan.
Pero el show de anoche fue diferente por varios motivos. El primero de ellos: el regreso del bajista Dave Ellefson. Siendo honestos, yo soy de las que identifican Megadeth con Dave Mustaine, y no esperaba que me causase especial impresión ver de nuevo a Ellefson en escena. Pero me equivocaba: no salté de alegría, pero me hizo gracia verlo salir al escenario, acompañado por una espléndida ovación de parte del público... la misma que recibió en el momento de la despedida.
La segunda novedad: el set list. Tras los temas más recientes: Dialectic Chaos y This Day We Fight!, llegó mi canción favorita de la banda, In My Darkest Hour. Acto seguido, Dave Mustaine nos revela lo que muchos esperaban, que iban a tocar el álbum Rust in Peace íntegro, conmemorando el veinte aniversario de la publicación del disco.
Un alto en el camino para decir que, aunque soy consciente de que los fans valoran por lo general regalos así, a mí no me parece una decisión muy acertada. Muchas bandas se están apuntando a esta moda y no suelo alegrarme, prefiero un set list variado, currado y que sorprenda. A excepción del momento de ejecutar los bombazos más conocidos, ahí tuve un momento de poco interés... en el que aprovechamos para tomar algo, ir al baño y dar un par de vueltas por la sala, que estaba a tope, aunque afortunadamente no hacía ese calor asfixiante de otras ocasiones.
Tras ese paréntesis, cayeron de nuevo un par de temas nuevos: Headcrusher y The Right to Go Insane, y a continuación, los clasicazos que pusieron el broche de oro a una noche muy cañera y en especial, muy divertida, hablo de Sweating Bullets, Symphony Of Destruction, A Tout Le Monde, Trust y el Peace Sells.
Pero aún me dejo una cosa que hizo un poco diferente este concierto de Megadeth: ¡¡Dave Mustaine sonriente!! Diría incluso más: ¡¡Dave Mustaine risueño!! El pelirrojo olvidó por esta noche su cara de malas pulgas y nos mostró flamantes sonrisas y gestos simpáticos a lo largo de toda su actuación. La absoluta entrega del público le tocó en corazón y nos agradeció por activa y por pasiva que estuviésemos allí y que les respondiésemos de una manera tan cálida. A falta de costumbre, he de decir que Dave Mustaine me da miedo cuando se ríe.
Bromas a parte, fue una noche fantástica de Heavy Metal, con unos músicos profesionales que no te fallan, una noche para reencontrarse con varios amigos y multitud de conocidos... y con la sensación de que, a pesar de que las nuevas generaciones te abran los ojos ante la evidencia del paso de los años, y de que mi primer show en Razzmatazz (antes conocida como Zeleste) fuese hace 17 años, hay cosas que no cambian:
Cuando te metes en las primeras filas y chupas ampli, al día siguiente te pitan los oídos y te zumba la cabeza.
¡¡Y que siga siendo así por muchos años!!
3 comentarios:
QUÉ ENVIDIA POR DIO(S)!! BUENO ME QUEDA AEROSMITH!
Qué envidia, ver al pelirrojo y encima sonriendo...
Anoche mismo me estuve viendo un documental en youtube sobre Megadet, me lo pasé pipa, jiji.
Un beso! (aunque con tanta envidia, no se yo... XD)
¡Que envidia de concierto!
Me alegro que te gustase, yo tengo unas ganas locas de verlos en el sonisphere de Madrid, aunque dudo que tenga la suerte de escuchar el rust in peace integro.
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