Esta semana he redescubierto un disco que durante una temporada escuché de manera compulsiva, es decir, como suelo escuchar los discos que me gustan: una y otra vez, sin descanso y durante meses, alternándolos en algún momento con alguna canción o álbum de otro grupo que me sirve de mera desintoxicación temporal, para volver a la carga con todavía más pasión. Obsesionarse, le llaman.
Este disco del que hablo es el Youthanasia, de Megadeth. Para muchos un gran disco, para otros uno de los peores de la banda. Yo no me decanto ni hacia un lado ni hacia el otro. A mi me parece un buen disco con buenas canciones, pero canciones que me traían a la memoria recuerdos bastante desagradables de una etapa de mi vida. El disco salió en 1994, pero yo me lancé a la escucha obsesiva allá por el 97, que fue cuando los vi por primera vez en directo.
Entraba yo por aquel entonces en una etapa oscura, tan oscura, que no me di cuenta de lo oscura que había sido hasta que no estuve fuera. Casi toda la música que escuché durante ese período me trae tan malos recuerdos que voluntaria o involuntariamente la he ido dejando de lado, salvo contadas excepciones. No he apartado a grupos, pero sí he apartado de mi vista y de mi oído discos enteros, como es el caso de este Youthanasia.
Obviamente, durante los más de 10 años que han seguido, he continuado escuchando las canciones más conocidas, ya fuese en conciertos o en el recopilatorio de Capitol, pero hay temas que nunca fueron singles, que no suenan en los directos de la banda y que suelen ser los que realmente consideramos especiales. Por lo menos yo suelo encontrar entre esas canciones, a la sombra de las más populares, mis favoritas. Son como pequeños tesoros.
La otra tarde mientras trabajaba, 'Blood of Heroes' se coló en mis oídos a través de Spotify y más tarde 'I Thought I Knew it All'. No tuve tentaciones de pasarlas, sino todo lo contrario, me sorprendí tarareándolas e incluso recitando sus letras con ilusión. Una canción que en su día me había gustado y que por traerme malos recuerdos había sido enterrada, sonaba como una cosa nueva, con fuerzas renovadas. Estoy fabricando nuevos recuerdos, que irán asociados como siempre, a esta música que hace que me tiemblen hasta las pestañas.
Este disco del que hablo es el Youthanasia, de Megadeth. Para muchos un gran disco, para otros uno de los peores de la banda. Yo no me decanto ni hacia un lado ni hacia el otro. A mi me parece un buen disco con buenas canciones, pero canciones que me traían a la memoria recuerdos bastante desagradables de una etapa de mi vida. El disco salió en 1994, pero yo me lancé a la escucha obsesiva allá por el 97, que fue cuando los vi por primera vez en directo.
Entraba yo por aquel entonces en una etapa oscura, tan oscura, que no me di cuenta de lo oscura que había sido hasta que no estuve fuera. Casi toda la música que escuché durante ese período me trae tan malos recuerdos que voluntaria o involuntariamente la he ido dejando de lado, salvo contadas excepciones. No he apartado a grupos, pero sí he apartado de mi vista y de mi oído discos enteros, como es el caso de este Youthanasia.
Obviamente, durante los más de 10 años que han seguido, he continuado escuchando las canciones más conocidas, ya fuese en conciertos o en el recopilatorio de Capitol, pero hay temas que nunca fueron singles, que no suenan en los directos de la banda y que suelen ser los que realmente consideramos especiales. Por lo menos yo suelo encontrar entre esas canciones, a la sombra de las más populares, mis favoritas. Son como pequeños tesoros.
La otra tarde mientras trabajaba, 'Blood of Heroes' se coló en mis oídos a través de Spotify y más tarde 'I Thought I Knew it All'. No tuve tentaciones de pasarlas, sino todo lo contrario, me sorprendí tarareándolas e incluso recitando sus letras con ilusión. Una canción que en su día me había gustado y que por traerme malos recuerdos había sido enterrada, sonaba como una cosa nueva, con fuerzas renovadas. Estoy fabricando nuevos recuerdos, que irán asociados como siempre, a esta música que hace que me tiemblen hasta las pestañas.
5 comentarios:
A veces hace falta que pase el tiempo para que cada canción encuentre su momento... y su recuerdo.
A disfrutar del disco! :-))
La música, creo yo, tiene más poder del que le dan algunos (y menos del que le dan otros): al actuar de banda sonora de nuestra vida, queda asociada a ciertos momentos, como en una película recordamos la música que suena en tal o cual escena. Ser capaz de separar las canciones de los momentos, es un síntoma de que los momentos ocupan un lugar distinto en nuestros recuerdos (siguen presentes, pero han bajado un peldaño).
En cuanto al disco, a mí me gusta. Es cierto que no es el mejor, pero siempre, por razones que no soy capaz de explicar, le he tenido mucho cariño a "A Tout le monde".
¡Un saludo!
Creo que es fácil empatizar con lo que dices. La música tiene ese punto ilógico que nos evoca sensaciones de las más diversas sin pretenderlo. Y luego, como tú bien dices, te sorprendes tarareándola como cuando ves un viejo amigo después de tantos años y parece que no ha pasado nada. Buena reflexión y "Youthnasia" está de p*** madre.
Está bien darle un descanso a la música para luego retomarla con más ganas aún. Y si te evoca al pasado...
Y escucharé el disco cuando el Spotify me recargue de nuevo la barra.
Aikeita, sin duda. Tratándose de una cosa tan subjetiva y que, en mi caso, afecta tanto, el momento es clave. Gracias!!
Dani, tiene el poder que cada uno le dé, sí. Yo conozco a gente para la que la música no significa nada, pueden estar días sin escuchar y no pasa nada. Yo no es algo que me plantee: está ahí y si no está, lo noto.
Antò, totalmente de acuerdo: es algo irracional.
Martinyfelix, la verdad es que el descanso que le dí a este disco en concreto fue totalmente involuntario, supongo que algo irracional. A la música no se le puede dar descanso, al menos no en mi caso.
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