martes, 23 de noviembre de 2010

In Treatment: 'Vanessa, Sunday - 6 p.m.'

In Treatment es una de mis series favoritas desde la primera temporada. Consumida, normalmente los domingos por la tarde, en sesiones de cuatro o cinco capítulos, me proporciona un placer para el oído que no me lo dan otras series. Todavía no ha aparecido en ella un personaje que me haya dejado indiferente: todos los pacientes que Paul Weston recibe en su consulta merecen ser escuchados con la máxima atención. Aunque en la segunda temporada me salté a April, porque su caso me lo hacía pasar muy mal, sí que seguí sus progresos a través de las sesiones que Paul mantenía con su psicóloga y mentora, Gina.

Gina no aparece en esta tercera temporada, aunque su presencia sigue planeando sobre la cabeza de Paul. Su personaje era excelente y la interpretación de Dianne Wiest me parecía magistral. Cuando ella y Byrne se sentaban frente a frente, me quedaba embelesada y boquiabierta, escuchándolos hablar, viendo cómo movían sus manos y cuánto transmitían las expresiones de sus rostros. Pero Adele, interpretada por la también gran actriz Amy Ryan (a quien ya había visto en The Office y The Wire) no se queda a la sombra de Gina, y la manera de interactuar con Paul en sus sesiones es tensa, misteriosa, fría, y un punto borde. Y esto es algo que me encanta.

A PARTIR DE AQUÍ, ENCONTRARÁS SPOILERS. ASÍ QUE SI NO HAS VISTO EL CAPÍTULO 16 DE ESTA TERCERA TEMPORADA, ES MEJOR QUE PARES DE LEER.

Nos encontramos, en el episodio número 16 de esta tercera temporada, en un claro punto de inflexión en la relación entre ambos. Paul le ha confesado a Adele que piensa en ella cuando hace el amor con su novia. ¡Qué gran capítulo, y qué gran secuencia! Qué media sonrisa tan pícara, qué miradas de las que desnudan... Me quedo maravillada por cómo un señor tan mayor puede resultar tan seductor. Recordemos que Gabriel Byrne en la ficción tiene 57 años, 60 en la vida real.

Si en la segunda temporada vimos cómo a Paul le perseguían los problemas legales, derivados del caso de Alex, paciente de la primera temporada, en esta tercera temporada Paul se encuentra con problemas de salud, con complicaciones en la relación con su hijo Max, y además, muy indignado y herido en su orgullo por la novela que ha publicado Gina, su anterior terapeuta, en la que un personaje nada favorecido se parece sospechosamente a él. O eso es lo que cree Paul. En esta temporada, el protagonista se enfrenta a muchos miedos, el principal: el Parkinson, la enfermedad que se llevó a su padre.

Paul Weston puede recibir en su consulta a los pacientes más interesantes del mundo, pero mi personaje favorito de la serie siempre ha sido él, y en esta tercera temporada, la devoción que le profeso está alcanzando cotas máximas. Ocurre en todas las temporadas de In Treatment: no es tanto lo que cuenta el paciente sino cómo reacciona Paul y cómo luego él absorbe las miserias de su interlocutor. Desde su relación con Laura en la primera temporada, pasando por lo mucho que se unió a Oliver en la segunda, Paul siempre está caminando en la línea de lo que la ética profesional le permite.

A pesar de que Paul Weston es lo que más me gusta de la serie In Treatment, en esta temporada me he encontrado también fascinada por el personaje de Jesse. En las dos temporadas anteriores me costó mucho señalar a un paciente como preferido: me encantaba Sophie, la chica más joven de la primera temporada, y Oliver y Walter en la segunda me enternecieron y emocionaron, pero ningún personaje se perfiló como claro favorito hasta la llegada de Jesse en esta tercera temporada.

Al principio me sacaba de mis casillas, y creo que eso fue precisamente lo que hizo que me gustase tanto después. Jesse hace que me quede atónita ante sus experiencias y sobre todo, ante su manera de contarlas. Además, no es sólo lo que ocurre dentro de la cabeza del paciente: su vida, su relación con sus padres adoptivos, la aparición por sorpresa de sus padres biológicos que quieren establecer contacto con él, el cómo vive su sexualidad, todo lo que le rodea, hace de él un personaje tremendamente interesante y fascinante. Mucho tiene que ver la magistral actuación del joven actor Dane Dehaan, que da vida a este paciente que visita a Paul Weston en su consulta de Brooklyn cada miércoles.

Podría pasarme horas hablando de las excelencias y maravillas de In Treatment, tanto de esta tercera temporada que tanto me está gustando, como de las dos anteriores, de las que guardo buenísimos recuerdos, que me asaltan continuamente. Es curioso cómo en otras series critico la lentitud y la falta de acción, y que después me fascine una serie como esta, en la que casi todo lo que ocurre se limita a una conversación psicólogo-paciente, prácticamente inmóviles, mirándose y estudiándose, cada uno desde su sillón. Pero es que lo hacen tan bien, que no necesito nada más.

7 comentarios:

Valentina dijo...

¡Gran post! Yo también soy una fan fatal de esta serie, tú misma lo explicas muy bien, pero su grandeza radica en conseguir mantener el interés con dos personas hablando encerradas en una habitación. Y no sólo el interés, sino todo un abanico de emociones: tensión, rabia, tristeza, frustración, compasión, ternura...

El montaje y la puesta en escena son simples, efectivos y magníficos. Parecen simples planos y contraplanos pero el encuadre siempre nos está contando algo más, y todo gracias también a la intensidad de los actores que por allí se pasan, capaces de decir tantas cosas con miradas, gestos y silencios.

Jesse también es mi preferido esta temporada, aunque me encantan todos y cada uno de ellos. Incluída Adele, que ha conseguido no sólo que no extrañe a Gina, sino que la prefiera a ella, hasta el punto de querer sentarme en su sofá para una sesión de terapia.

satrian dijo...

Vaya vaya como le está metiendo caña el personaje de Amy Ryan a Paul, Jesse es un personaje al límite y parece que el doctor Weston no sabe que hacer con él, pero esta temporada me quedo con los ojazos de Debra Winger.

buffymak dijo...

¡Magnífica la entrada! Lo que dices son verdades como puños. Paul atrapa, tiene un carísma brutal y aunque a veces sobrepase los límites,que lo hace a él se lo perdona todo. Es un privilegio poder estar presente en sus sesiones con los pacientes y a su vez poder conocer como le afectan realmente.

A mí esta temporada me tiene fascinada Sunil y por supuestísimo los juegos que se trae con Frances.Pero si te soy sincera me tienen encantada los 4. Las sesiones con Adele están consiguiendo algo que creía imposible: superar las de Gina.

PD: Me has dejado de una piezo con lo de April,es mi paciente favorita ;)

SR. WATANABE dijo...

Estoy terminando la segunda temporada y no acabo de entrar del todo. Lo que me ocurre a mi es que no todos los personajes me interesan por igual, provocando en la serie una irregularidad que me incomoda. Precisamente April es uno de mis personajes favoritos, eso sí, es muy intenso y demoledor.

Unknown dijo...

¿Cómo que te saltaste a April? Vaya, yo me identifico mucho con ella y cada vez que Paul le decía algo me lo estaba diciendo directamente a mí, qué lástima que no pudiste conocerla.

Gabriel Byrne es un pedazo de actor y los que lo acompañan esta temporada están geniales, como es la costumbre. Ese episodio 3x16 es una maravilla y no solo por la transferencia que está sintiendo Paul por Adele, sino por todo lo que se habló allí, la forma que tuvieron de hilar todo el conflicto de él y lo tremendamente suspicaz que es ella. Yo vivo un carrusel de emociones con cada episodio, mira, cual fuera una serie de acción y persecuciones. XD

Ojo con lo que dice Valentina, los encuandres siempre están contando algo, el ángulo de cámara, el cambio de eje, e incluso (depende de quién dirija el capítulo) cuando usan steady-cam o no, siempre es por alguna razón importante. Cuando revisionas la serie (ya lo he hecho con la primera temporada y he empezado nuevamente la segunda) te das cuenta de que todos los elementos importantes en la trama de cada paciente están en la primera consulta y la pista siempre está dada por la dirección de cámaras.

Mis favoritas siempre han sido las chicas: Laura, Sophie, Amy, April y ahora Frances y Adele, pero ya sabemos que con los chicos me ha ido igual de bien y he sentido de todo, sobre todo por Paul.

Buen post, envidia que me da que puedas escribir sobre mi serie favorita del mundo mundial y que yo todavía no sea capaz. :)

Álex dijo...

Todavía voy por la segunda temporada, pero no he podido evitar leer tu post. Curiosamente Paul me cae bastante mal. Me encanta en sus sesiones como terapéuta, pero cuando es él quien va a terapia me irrita bastante. Eso no quiere decir que no me parezca un personaje estupendamente construido e increiblemente interpretado.

Tengo ganas de llegar a la tercera temporada ya que adoro a Amy Ryan y viendo por lo que dices que sus sesiones están a la altura de las de Gina, voy con toda la confianza del mundo.

Un saludo

Vanessa dijo...

Valentina y Antara, gracias a ambas por los detalles técnicos, en los que soy profana. Me gusta leeros porque siento que aprendo. Ok, luego se me olvida al instante, pero fue bonito mientras duró.

Además, creo que le dais caché al blog con vuestros aportes ;)

Valentina, yo tampoco echo de menos a Gina y también siento que prefiero a Adele. Sus miradas, su cara de póker, me fascinan.

Antara, ¿es tu serie favorita del mundo mundial? Yo creo que es también mi favorita de drama, aunque suele costarme tanto tomar una decisión de ese calibre... Lo de April, aunque seguro que me perdí grandes momentos, lo prefiero así. Me pongo muy triste con según qué cosas y acabo dándole más vueltas al coco de lo que toca.

Satrian, realmente ha sido un buen fichaje, Amy Ryan, y Jesse igual. ¿Ojazos Debra Winger? Vaya, jamás lo hubiese dicho... Gustos.

Mak, gracias. El carisma de Gabriel Byrne, que llega a grandes y pequeños (¿o debería decir a señoras y señoritas?). Yo sólo sé que a mi me encanta y a mi abuela también. Esto quiere decir algo. Sé que April gustó a mucha gente, y por lo que deduje de las sesiones de Paul con Gina, seguro que fue una paciente interesante. Pero no disfruto pasando malos ratos y con ella los hubiese pasado.

Watanabe, intenso, demoledor y muy muy triste. Siento que no te enganches a lo loco a esta serie, porque yo disfruto tanto con ella que me encantaría que todo el mundo sintiese lo mismo. Pero es lo que hay. Gracias por pasarte y comentar.

ALX, espero que los spoilers no te hayan dolido mucho, o que hayas parado a tiempo de leer. Entiendo que Paul Weston pueda caer mal, es un tipo de personaje tan carismático que, lo mismo que levanta pasiones para bien, también lo hará para mal. Espero que cuando llegues a Amy Ryan en la tercera temporada te sientas satisfecho con lo que encuentres. Yo apostaría a que sí.