Corrían los años 90. Quizás era el 95, ó el 96. Estudiaba BUP, y por aquel entonces los adolescentes íbamos al instituto y los niños al colegio. Estudiábamos cosas como lengua, literatura, historia, filosofía, matemáticas... y si suspendíamos tres o más asignaturas, repetíamos curso.
Por aquel entonces, en la enseñanza secundaria, se leían libros. Libros de verdad, ¡incluso nos obligaban a leer El Quijote! Y no nos traumatizábamos porque el profe nos gritase y/o castigase si no llevábamos los deberes hechos... ah, y a veces hasta nos ponían ceros. En fin, como decía, en aquella época oscura, nos obligaban a leer libros y a mí me tocó leer El Nom de la Rosa, de Umberto Eco. Y no pude con él. Las descripciones interminables y las enumeraciones eternas, junto con un vocabulario que con 15 ó 16 años aún no se conoce, hicieron que abandonase la lectura de esta novela, de la cual no conseguía entender casi nada. Lo que pasó después, las consecuencias de dicho acto, no las recuerdo... ya sea porque de terribles mi cerebro ha optado por eliminarlas, o bien porque no pasó absolutamente nada digno de recordar.
Naturalmente, no me deshice del libro. Mi madre me decía (ojo al momento Forrest Gump) que los libros eran amigos, y a mí eso parece ser que me marcó, porque nunca he sido capaz de tirar un libro a la basura. Los he regalado, donado, incluso abandonado cuando me dio por aquello del Bookcrossing... Normalmente, los he almacenado. No voy a vacilar de gran biblioteca, pero creo que es bastante digna. Pensé, lo recuerdo, que cuando fuese 'mayor', entendería mejor El Nom de la Rosa, que me interesaría más y podría incluso terminarlo.
Han pasado unos 12 años y estoy a la mitad del libro. Las descripciones siguen siendo muy largas y las enumeraciones muy pesadas. Pero no sabe más el Diablo por Diablo sino por viejo, y con los años de lectura diversa se aprende a seleccionar. Los ojos se educan, y aprenden a leer 'soslayadamente' las cosas que no son cruciales para el argumento. La lectura de este libro no es ligera, pero el argumento me está interesando. Será porque ahora sé lo que es un franciscano o un benedictino; será porque ahora sé qué representa una historia ambientada en la Baja Edad Media; será porque ahora sé quiénes son Bacon y Occam... Será porque, aunque el sistema educativo de entonces a mí personalmente me parecía mil veces mejor del que existe ahora, recomendaban lecturas que no se correspondían con la edad del alumno.
No he visto la película; este es otro hecho curioso, que quizás me demuestra lo disciplinada (o friki) que soy. He evitado ver la peli todos estos años, pese a Sean Connery, porque estaba segura que tarde o temprano, me leería el libro, y quería hacerlo antes de ver la versión en pantalla. Estoy esperando terminar el libro para bajármela de internet.
Por aquel entonces, en la enseñanza secundaria, se leían libros. Libros de verdad, ¡incluso nos obligaban a leer El Quijote! Y no nos traumatizábamos porque el profe nos gritase y/o castigase si no llevábamos los deberes hechos... ah, y a veces hasta nos ponían ceros. En fin, como decía, en aquella época oscura, nos obligaban a leer libros y a mí me tocó leer El Nom de la Rosa, de Umberto Eco. Y no pude con él. Las descripciones interminables y las enumeraciones eternas, junto con un vocabulario que con 15 ó 16 años aún no se conoce, hicieron que abandonase la lectura de esta novela, de la cual no conseguía entender casi nada. Lo que pasó después, las consecuencias de dicho acto, no las recuerdo... ya sea porque de terribles mi cerebro ha optado por eliminarlas, o bien porque no pasó absolutamente nada digno de recordar.
Naturalmente, no me deshice del libro. Mi madre me decía (ojo al momento Forrest Gump) que los libros eran amigos, y a mí eso parece ser que me marcó, porque nunca he sido capaz de tirar un libro a la basura. Los he regalado, donado, incluso abandonado cuando me dio por aquello del Bookcrossing... Normalmente, los he almacenado. No voy a vacilar de gran biblioteca, pero creo que es bastante digna. Pensé, lo recuerdo, que cuando fuese 'mayor', entendería mejor El Nom de la Rosa, que me interesaría más y podría incluso terminarlo.
Han pasado unos 12 años y estoy a la mitad del libro. Las descripciones siguen siendo muy largas y las enumeraciones muy pesadas. Pero no sabe más el Diablo por Diablo sino por viejo, y con los años de lectura diversa se aprende a seleccionar. Los ojos se educan, y aprenden a leer 'soslayadamente' las cosas que no son cruciales para el argumento. La lectura de este libro no es ligera, pero el argumento me está interesando. Será porque ahora sé lo que es un franciscano o un benedictino; será porque ahora sé qué representa una historia ambientada en la Baja Edad Media; será porque ahora sé quiénes son Bacon y Occam... Será porque, aunque el sistema educativo de entonces a mí personalmente me parecía mil veces mejor del que existe ahora, recomendaban lecturas que no se correspondían con la edad del alumno.
No he visto la película; este es otro hecho curioso, que quizás me demuestra lo disciplinada (o friki) que soy. He evitado ver la peli todos estos años, pese a Sean Connery, porque estaba segura que tarde o temprano, me leería el libro, y quería hacerlo antes de ver la versión en pantalla. Estoy esperando terminar el libro para bajármela de internet.
7 comentarios:
Yo lo hice al revés. Primero vi la peli y después leí el libro. La película es inmensa y el libro también. Es uno de esos extraños casos en los que de la adaptación de una buena novela sale una buena peli.
Por cierto, que en la película los momentos de "¡¡Penintenciajite!! (o como se escriba), me provocaron pesadillas. Creo que la vi siendo demasiado pequeña, lo mismo que te pasó a ti con el libro.
Yo vi antes la película y no me decepcionó ninguna de las dos obras. Hasta busqué después otras obras de Umberto Eco ... pero di con El péndulo de Foucault y ya me desanimé,jeje.
La verdad es que es increible que haya gente de nuestra generación que lea, con las cosas que nos obligaban a leer a edades bien tempranas e inadecuadas.
RUTH, espero que cuando vea la peli no me dé mucho miedo ni pesadillas, que yo soy muy de eso...
LUCÍA, qué bien que a las dos os haya gustado la peli... eso me anima a terminar el libro a más velocidad (si puedo) para así poder verla antes.
A mi me paso lo mismo que a las anteriores y creo que a casi todo el mundo en su momento, ví la peli antes que leer el libro. La película está bastante bien, incide más en la trama de los asesinatos que en otras y la ambientación es bastante buena. Seguro que te gusta.
Yo lo intenté leer en COU y tamoco pude con él.
¡¡Abajo el nombre de la rosa!!
Yo lo intenté y me pareció un pestiñazo tal que lo dejé. Y soy una tía sin criterio, que me lo leía todo. Todo el mundo debe asegurar que se lo ha leído porque tiene pinta de ser un libro muy culto... pero mienten. O se han saltado las páginas de 3 en 3.
me decepcionó la historia inicial, con el caballo del abad (Brunettino, o algo así): es una fusilada total de un cuento de Voltaire;
me encantó la descripción del encuentro entre Adso y la chiquilla (sus senos me parecieron como dos cervatillos...)
Publicar un comentario