Este es el mejor día del año para rescatar este blog del olvido. Tras unas semanas de completa desgana, hoy siento que es también una buena manera de celebrar la Diada de Sant Jordi (y Día del Libro para todos), volviendo a dejar aquí mi impresión sobre un libro breve pero encantador que he leído esta semana.
Se trata de 84, Charing Cross Road, un libro escrito en 1970 del que nunca había oído hablar hasta que Noe me lo recomendó (de él se han hecho también una película y una serie de televisión). Esta vez Noe acertó, y el libro voló en menos de un día. Tiene unas 100 páginas y es muy ágil y con un vocabulario muy sencillo. En definitiva, es un libro fácil de leer. También es curioso, porque pertenece al género epistolar, algo a lo que no estoy nada acostumbrada. Y sobre todo, es muy bonito. Sin duda 'bonito' es el adjetivo que mejor lo define.
En 1949, la escritora Helene Hanff, de Nueva York, inicia correspondencia con una librería ubicada en el 84, Charing Cross Road de Londres, llamada Marks & Co. En especial, con uno de sus empleados: Frank Doel. La correspondencia, que comienza siendo un mero intercambio de opiniones y encargos literarios, se alarga durante unos 20 años, y natural e irremediablemente, se convierte en una bonita relación de amistad, en la que acaban participando la familia de Frank, sus compañeros en la tienda e incluso alguna que otra vecina de su casa.
A través de las cartas que Helene y sus amigos británicos intercambian, vivimos los años de posguerra en Londres, el racionamiento de alimentos, la dificultad que tienen para conseguir ciertos productos... Se nos permite asomarnos a la cotidianidad de las personas que vivieron en ese país en esa época. Helene se muestra amable y generosa con ellos, además de irónica y un poco ácida en su sentido del humor cuando se trata de Frank.
Esto de recomendar libros es siempre peligroso, pero 84 Charing Cross Road es sin duda uno de los fáciles, uno de esos libros que puedes recomendar a cualquiera, porque además, es corto y para nada complicado de asimilar. No requiere excesiva concentración, pero hay que tener cuidado: puede llegar a ser tan entretenido, que corréis el riesgo de saltaros vuestra estación de tren. Yo estuve a punto.
2 comentarios:
Es uno de mis libros favoritos, lo recomiendo siempre y lo he regalado un par de veces.
Lo conocí por la obra de teatro (que me encantó) y es un libro que es imposible que no le guste a cualquiera a quien le guste leer
Es muy bonito. Y se lee de una sentada.
Gracias por pasarte a comentar.
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