
Los aficionados a las películas de terror, entre los que no me encuentro, seguro que tienen este concepto súper superado: pasarlo bien pasándolo mal. Es un sentimiento que estoy teniendo recientemente con la serie The Walking Dead, el último gran fenómeno de AMC. Aunque en un principio no pensaba verla, porque el género no me atrae en absoluto, varias cosas que leí, cosas muy buenas, me hicieron darle una oportunidad, de la que no me arrepiento.
El primer episodio me gustó bastante. Aunque me dijeron: "apenas salen zombies", y eso no es del todo cierto. No me malinterpretéis: yo sabía dónde me metía, aunque no sea lectora de cómics ni me hubiese informado previamente... Mis fuentes eran el Twitter y otros blogs. Pero después de tantos comentarios sobre la ausencia de "monstruos" en la serie, una ya no sabía qué pensar. "Macaquejos" a parte, me pareció que iba a estar interesante ver cómo se las apañaban un grupo de personas en una situación post-apocalíptica, al estilo de aquella serie de la BBC: Survivors, que tanto me gustó. Pena que la cancelasen sin darle un buen final.
Pero The Walking Dead sí que tiene bastantes escenas desagradables, de sangre y vísceras, de tensión y de desesperación, que Survivors no tenía o si tenía algo parecido, estaba mucho más suavizado. Ahí se encuentra la gran diferencia. La visión de medio cuerpo de uno de los "caminantes" arrastrándose por la hierba, con la cara calavérica en un gesto que pedía clemencia, fue una imagen que me disgustó profundamente y automáticamente giré la cara hacia mi compañero y le pregunté: "¡¿pero qué hacemos nosotros viendo esto?!". Como digo, no es para nada el tipo de ficción que suelo ver.
Tras un segundo episodio que para mi fue aburrido y que no destacaría por ningún aspecto en especial, vino el tercero, en el que me empecé a plantear el abandonar la serie. Los primeros minutos del episodio, con este hombre esposado en la azotea, que ha perdido el juicio, con los "caminantes" al acecho... Ese discurso desesperado y desesperante, me hizo pasar un mal rato del que no tengo necesidad. Vale: si me transmitió angustia es porque está bien escrito y bien interpretado, no lo niego. Pero no siento la necesidad de pasarlo mal en mis ratos de ocio. No soy de las que lo pasan bien pasándolo mal, lo he comprobado.
Es por esta misma razón por la que huí del personaje de April en la segunda temporada de In Treatment, por la que dejé Breaking Bad, por la que no he visto The Big C, y por la que a veces, me ponía a limpiar la casa mientras veía algo demasiado trágico para mi gusto en Anatomía de Grey. Drama sí, tragedia no. Y si ya entré dudando en The Walking Dead, la sangre, las vísceras, la falta de empatía con sus personajes, y las situaciones desagradables como las que he comentado, no han ayudado a que la serie y yo nos hagamos amigas.
En este punto y tras haber visto el tercer episodio de la serie, dudo. Tengo a mi pareja que supongo que seguirá viéndola, lo que me pone las cosas un poco más fáciles. Pero, ¿la veré de frente, de espaldas o de medio lado? También influye la sensación de que, si la abandono, me estaré perdiendo algo grande de lo que todo el mundo habla y parece estar tan encantado. A veces puedes escapar de esto, pero a veces, la corriente es poderosa y la curiosidad por saber qué es eso que está maravillando tanto a los colegas de afición, hace que aguantes más a una serie con la que te asaltan las dudas continuamente.
Pero cuando pienso en The Walking Dead, el primer adjetivo que me viene a la mente es: Desagradable. ¿Será tan poderosa mi curiosidad como para exponerme al desagrado deliberadamente o me limitaré a prestarle relativa atención cuando me la encuentre por casualidad en la tele de mi casa? El tiempo lo dirá, pero me inclino por la segunda opción.
El primer episodio me gustó bastante. Aunque me dijeron: "apenas salen zombies", y eso no es del todo cierto. No me malinterpretéis: yo sabía dónde me metía, aunque no sea lectora de cómics ni me hubiese informado previamente... Mis fuentes eran el Twitter y otros blogs. Pero después de tantos comentarios sobre la ausencia de "monstruos" en la serie, una ya no sabía qué pensar. "Macaquejos" a parte, me pareció que iba a estar interesante ver cómo se las apañaban un grupo de personas en una situación post-apocalíptica, al estilo de aquella serie de la BBC: Survivors, que tanto me gustó. Pena que la cancelasen sin darle un buen final.
Pero The Walking Dead sí que tiene bastantes escenas desagradables, de sangre y vísceras, de tensión y de desesperación, que Survivors no tenía o si tenía algo parecido, estaba mucho más suavizado. Ahí se encuentra la gran diferencia. La visión de medio cuerpo de uno de los "caminantes" arrastrándose por la hierba, con la cara calavérica en un gesto que pedía clemencia, fue una imagen que me disgustó profundamente y automáticamente giré la cara hacia mi compañero y le pregunté: "¡¿pero qué hacemos nosotros viendo esto?!". Como digo, no es para nada el tipo de ficción que suelo ver.
Tras un segundo episodio que para mi fue aburrido y que no destacaría por ningún aspecto en especial, vino el tercero, en el que me empecé a plantear el abandonar la serie. Los primeros minutos del episodio, con este hombre esposado en la azotea, que ha perdido el juicio, con los "caminantes" al acecho... Ese discurso desesperado y desesperante, me hizo pasar un mal rato del que no tengo necesidad. Vale: si me transmitió angustia es porque está bien escrito y bien interpretado, no lo niego. Pero no siento la necesidad de pasarlo mal en mis ratos de ocio. No soy de las que lo pasan bien pasándolo mal, lo he comprobado.
Es por esta misma razón por la que huí del personaje de April en la segunda temporada de In Treatment, por la que dejé Breaking Bad, por la que no he visto The Big C, y por la que a veces, me ponía a limpiar la casa mientras veía algo demasiado trágico para mi gusto en Anatomía de Grey. Drama sí, tragedia no. Y si ya entré dudando en The Walking Dead, la sangre, las vísceras, la falta de empatía con sus personajes, y las situaciones desagradables como las que he comentado, no han ayudado a que la serie y yo nos hagamos amigas.
En este punto y tras haber visto el tercer episodio de la serie, dudo. Tengo a mi pareja que supongo que seguirá viéndola, lo que me pone las cosas un poco más fáciles. Pero, ¿la veré de frente, de espaldas o de medio lado? También influye la sensación de que, si la abandono, me estaré perdiendo algo grande de lo que todo el mundo habla y parece estar tan encantado. A veces puedes escapar de esto, pero a veces, la corriente es poderosa y la curiosidad por saber qué es eso que está maravillando tanto a los colegas de afición, hace que aguantes más a una serie con la que te asaltan las dudas continuamente.
Pero cuando pienso en The Walking Dead, el primer adjetivo que me viene a la mente es: Desagradable. ¿Será tan poderosa mi curiosidad como para exponerme al desagrado deliberadamente o me limitaré a prestarle relativa atención cuando me la encuentre por casualidad en la tele de mi casa? El tiempo lo dirá, pero me inclino por la segunda opción.