Palos con gusto no duelen. Pero es que Mercy puede llegar a ser muy dura cuando se lo propone. Es algo que me ha sorprendido de la serie. No digo que Anatomía de Grey no sea dura en algunos momentos, pero creo que está más edulcorada y más atontada que Mercy.
El trío protagonista no tiene nada que ver con las bobas neuróticas del Seattle Grace Hospital. Las enfermeras del Mercy: Veronica Flanagan Callahan, Sonia Jiménez y Chloe Payne son tres tías duras, potentes, enérgicas, inteligentes y que caen bien. Incluso la jovencita Chloe (a quien da vida la que fue hermana de Buffy y malísima en Gossip Girl, Michelle Trachtenberg) es la más divertida del grupo, con un humor ácido que en ocasiones puede teñirse de negro antes de que puedas pestañear.
Varios capítulos tienen momentos impactantes: recuerdo la aparición de Michael Imperiolli (Christopher Moltisanti en Los Soprano), con una mano implantada que pertenecía a un abusador de menores; también recuerdo al enfermo que se despierta de un coma de 10 años y sentado en un parque, se da cuenta de lo que le falta al skyline de Manhattan; recuerdo a la que fue hija del Presidente Bartlet, Zoe en El Ala Oeste (Elisabeth Moss) luchando contra la leucemia, siendo madre sola de dos críos pequeños, y recuerdo muchos más casos que en ocasiones pueden ser en exceso dramáticos, pero que se tratan con mucha delicadeza desde mi punto de vista.
No voy a inventarme excusas ni a andarme con rodeos. ¿Por qué he empezado a ver Mercy? Por James Tupper. Me pareció tan terriblemente guapo en Men in Trees que me quedé con ganas de ver más cosas del actor. En Mercy ha ganado un poco de peso... Según Pere (Crítico en Serie), se ha comido a Anne Heche. Pero sigue estando guapísimo y los momentos, no tremendamente numerosos, en los que aparece, son un regalo para los ojos.
Pero esta es la razón por la que empecé a ver la serie. De hecho, sólo descargué los dos primeros capítulos, con la intención de no ir más allá, porque había leído que Mercy era floja, que era de segunda división, que era una copia burda de Grey's... también tenía otras opiniones favorables, pero eran minoría. Una vez empecé, James Tupper sigue ahí, pero no es la principal razón para seguir con la serie. Me ha sorprendido gratamente, sus tres protagonistas me gustan, los secundarios hacen su función a la perfección y también caen simpáticos, y los 40 minutos de sus episodios pasan en un suspiro.
2 comentarios:
Si ya te lo dije pero os creéis que yo me engancho por engancharme (bueno a veces sí). Mercy es una de las que espero cada semana porque a trama, al igual que los personajes, me cautiva.
Creo que él nunca volverá a estar mejor que en Men in Trees pero siempre ilumina la habitación cuando sonríe. Pena es que lo hace poco porque es taciturno en todos sus personajes.
La que creo que sigue sin conquistarme es la protagonista y no lo puedo evitar Zoe creo que la supera y Sonia también. El que siempre se me hace raro ver es al macarra latino de Weeds de gay, dulce y responsable ciudadano pero me encanta.
Cuando acabes ésta te propondré Hawthorne y ya tienes sobredosis de hospitales.
Me ha encantado.
A mi Mercy me ha sorprendido gratamente menos, como siempre, en el tema más médico... aunque le pega pequeñas patadas a otras muchas (a Anatomía de Grey le pega hostiones directamente) Con la única que no puedo es con la protagonista, y a los guionistas se les va un poco de las manos el tema con ella creo yo, alguien así no duraría ni dos días en un hospital, pero en fin, ¡viva la ficción!. Los secundarios me encantan, y que sorpresa la pequeña Dawn, que tan insoportable ella, aquí sea alguien tan divertido, espontáneo y refrescante. Y si, la sonrisaza del doctorazo, ilumina cada capitulo, para qué nos vamos a engañar ;)
Las cosas que dices que te han resultado impactantes yo justamente las he visto más light y reguleramente hechas, pero bueno, es lo de siempre, plasmar la realidad hospitalaria es muy difícil, pero ya te digo que dentro de lo que cabe, esta serie la espero y me gusta ;)
Lo de Michael Imperiolli lo disfruté hasta decir basta, qué tío más grande...
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