Qué pena me da que se me hayan perdido tantas imágenes de los anteriores posts...
Mentira. No me da pena. Me da bastante igual. Debe de ser el espíritu vacacional que me tiene ya poseída. El Demonio del Qué Más Da ha venido para quedarse y creedme si os digo que sienta muy bien... Así que, sin olvidarme de dar las gracias a Ramón Rey por su consejo de recuperación de fotos que tengo pendiente intentar, me meto de lleno en otra nueva entrada que lleva colgada también el ambientador de pino marca Qué Más Da...
Hablaré de los abandonos en verano. Abandonos de series que empiezas a ver porque el piloto te gusta, o porque la premisa te llama, o porque viste la primera temporada, o simplemente, por costumbre... ¡Qué triste! Por costumbre. ¿Os dais cuenta? Pero que luego... adiós muy buenas.
He de decir que a mi el chip me lo cambió Bones. Una de mis series de cabecera. Una de esas series que disfruté primero en unos maratones colosales y posteriormente, semana a semana. ¡La serie del Santo Patrón David Boreanaz, por dios bendito! Bah, da igual... ni David Boreanaz me pudo retener. Y una vez que dejas una "serie de cabecera" de lado, sin pena ni remordimientos, todo es posible.
Este verano la cosa no pintaba muy allá: pocos estrenos me llamaron la atención (a excepción del retorno de Luther, de la buena pinta que tiene The Hour y de la vapuleada Falling Skies que yo sigo viendo). Me atreví con Suits y realmente, el piloto me gustó mucho. Me gustaron esos personajes vacilillas y listillos. Pensé que los casos serían interesantes, y no es que no lo sean... Pero... ¿qué falló? Pues mirad, una tontería muy tonta: ¿Sabéis esa costumbre que tiene todo el mundo en esa serie de no querer darle la mano al chavalín protagonista? ¡Me saca de quicio!
Qué razón más visceral... lo sé. El personaje del jefecillo de los dientes grandes tampoco me ayuda a quedarme en Suits. ¡Qué tipo más desagradable! En fin, que fobias y filias aparte, cuando llegué al episodio tres ya estaba sumida en un sopor del que no había manera de salir. Leyendo los comentarios en Twitter de Lorena y Pilar (de las que me fío por completo) pensé que me había precipitado y que me estaba perdiendo algo guay. Pues nada, no funcionó: vi el cuarto y no pude ni terminarlo. Fracaso estrepitoso.
Aunque la que se lleva la palma es Hot in Cleveland. Me acuerdo del pronto que me dio y me río sola. Vi la primera temporada siguiendo la recomendación de Lorena. ¿Queréis saber cómo me la vendió? Allá va:
"Va de un grupo de mujeres mayores que se van de viaje a Cleveland y se quedan a vivir allí, ¡porque los hombres las miran!". También me habló de los baremos para valorar a los hombres que la mayor del grupo tiene: "Conduce". Claro, a ciertas edades... No sé, me la vendió tan bien y me entretuvo tanto en su primera temporada, que no dudé en descargar la segunda tan pronto como estuvo disponible.
Pero un turbio día de verano, seguramente estaría nublado... ¡zas! La borré. Me cargué la temporada entera de un solo click. Una temporada que había estado descargando y atesorando, con sus subtítulos y todo, semana tras semana. ¡Patapam! ¡Fuera! Me dio el punto. Cuando no apetece, no apetece y "no means no", chicos.
Luego está el caso de Men of a Certain Age. Esta serie ya la hubiese dejado en la primera temporada, pero, de igual manera que hay series de usar y tirar como Suits, o abandonos impetuosos e irracionales como el de Hot in Cleveland, también hay actos de misericordia inexplicables. ¿Qué le veo a esa serie? Pues no tengo ni la más remota idea...
Identificarme con alguno de los personajes principales me resulta difícil, como podéis comprender. Con los secundarios, pues tampoco. No hay ni un personaje lo suficientemente excéntrico o estrambótico para fascinarme. Las historias no son ni emocionantes, ni te hacen reír, ni te hacen sufrir. Es tan realista que es costumbrista. Pero no un costumbrismo exótico, juvenil, adorable y emocionante como el de Friday Night Lights, sino un costumbrismo triste y sobrio en exceso.
Pero hay algo, y no sé el qué, que me empuja a seguir viéndola. Lo más emocionante que ha pasado en esta segunda temporada ha sido que los tres protagonistas han ido a hacerse una colonoscopia. Como os lo cuento. Le dije a Pilar la otra tarde: creo que la dejo. Y me respondió con las palabras mágicas: "La han cancelado".
Bueno, pues para cinco o seis episodios que me faltan, seguiré. Me da pena. ¡Me da pena! ¡Qué cosa más absurda! Me pregunto si los propios actores de la serie la verán... Sí, a veces me da por pensar en esas cosas...
Mentira. No me da pena. Me da bastante igual. Debe de ser el espíritu vacacional que me tiene ya poseída. El Demonio del Qué Más Da ha venido para quedarse y creedme si os digo que sienta muy bien... Así que, sin olvidarme de dar las gracias a Ramón Rey por su consejo de recuperación de fotos que tengo pendiente intentar, me meto de lleno en otra nueva entrada que lleva colgada también el ambientador de pino marca Qué Más Da...
Hablaré de los abandonos en verano. Abandonos de series que empiezas a ver porque el piloto te gusta, o porque la premisa te llama, o porque viste la primera temporada, o simplemente, por costumbre... ¡Qué triste! Por costumbre. ¿Os dais cuenta? Pero que luego... adiós muy buenas.
He de decir que a mi el chip me lo cambió Bones. Una de mis series de cabecera. Una de esas series que disfruté primero en unos maratones colosales y posteriormente, semana a semana. ¡La serie del Santo Patrón David Boreanaz, por dios bendito! Bah, da igual... ni David Boreanaz me pudo retener. Y una vez que dejas una "serie de cabecera" de lado, sin pena ni remordimientos, todo es posible.
Este verano la cosa no pintaba muy allá: pocos estrenos me llamaron la atención (a excepción del retorno de Luther, de la buena pinta que tiene The Hour y de la vapuleada Falling Skies que yo sigo viendo). Me atreví con Suits y realmente, el piloto me gustó mucho. Me gustaron esos personajes vacilillas y listillos. Pensé que los casos serían interesantes, y no es que no lo sean... Pero... ¿qué falló? Pues mirad, una tontería muy tonta: ¿Sabéis esa costumbre que tiene todo el mundo en esa serie de no querer darle la mano al chavalín protagonista? ¡Me saca de quicio!
Qué razón más visceral... lo sé. El personaje del jefecillo de los dientes grandes tampoco me ayuda a quedarme en Suits. ¡Qué tipo más desagradable! En fin, que fobias y filias aparte, cuando llegué al episodio tres ya estaba sumida en un sopor del que no había manera de salir. Leyendo los comentarios en Twitter de Lorena y Pilar (de las que me fío por completo) pensé que me había precipitado y que me estaba perdiendo algo guay. Pues nada, no funcionó: vi el cuarto y no pude ni terminarlo. Fracaso estrepitoso.
Aunque la que se lleva la palma es Hot in Cleveland. Me acuerdo del pronto que me dio y me río sola. Vi la primera temporada siguiendo la recomendación de Lorena. ¿Queréis saber cómo me la vendió? Allá va:
"Va de un grupo de mujeres mayores que se van de viaje a Cleveland y se quedan a vivir allí, ¡porque los hombres las miran!". También me habló de los baremos para valorar a los hombres que la mayor del grupo tiene: "Conduce". Claro, a ciertas edades... No sé, me la vendió tan bien y me entretuvo tanto en su primera temporada, que no dudé en descargar la segunda tan pronto como estuvo disponible.
Pero un turbio día de verano, seguramente estaría nublado... ¡zas! La borré. Me cargué la temporada entera de un solo click. Una temporada que había estado descargando y atesorando, con sus subtítulos y todo, semana tras semana. ¡Patapam! ¡Fuera! Me dio el punto. Cuando no apetece, no apetece y "no means no", chicos.
Luego está el caso de Men of a Certain Age. Esta serie ya la hubiese dejado en la primera temporada, pero, de igual manera que hay series de usar y tirar como Suits, o abandonos impetuosos e irracionales como el de Hot in Cleveland, también hay actos de misericordia inexplicables. ¿Qué le veo a esa serie? Pues no tengo ni la más remota idea...
Identificarme con alguno de los personajes principales me resulta difícil, como podéis comprender. Con los secundarios, pues tampoco. No hay ni un personaje lo suficientemente excéntrico o estrambótico para fascinarme. Las historias no son ni emocionantes, ni te hacen reír, ni te hacen sufrir. Es tan realista que es costumbrista. Pero no un costumbrismo exótico, juvenil, adorable y emocionante como el de Friday Night Lights, sino un costumbrismo triste y sobrio en exceso.
Pero hay algo, y no sé el qué, que me empuja a seguir viéndola. Lo más emocionante que ha pasado en esta segunda temporada ha sido que los tres protagonistas han ido a hacerse una colonoscopia. Como os lo cuento. Le dije a Pilar la otra tarde: creo que la dejo. Y me respondió con las palabras mágicas: "La han cancelado".
Bueno, pues para cinco o seis episodios que me faltan, seguiré. Me da pena. ¡Me da pena! ¡Qué cosa más absurda! Me pregunto si los propios actores de la serie la verán... Sí, a veces me da por pensar en esas cosas...
4 comentarios:
Me identifico tanto con tu comentario de Men of a certain age, jajaja yo tampoco se porque la seguí viendo, no hay manera de defenderla pero me gustaba, la quería abandonar pero leí sobre su cancelación y sentí un gran alivio, me faltan 3 y me libro de la serie para siempre XD.
Saludos.
Viva el Demonio del Qué Más Da, es como mejor se vive. De momento no he visto ninguna de la series que comentas aunque igual en un futuro me animo con Men of a Certain Age.
Men of a Certain Age me ha convencido menos esta temporada, pero la acabaré como tú.
Y Suits me encanta no ha habido nada que me haya echado hacia atrás.
No he empezado con ninguna de las tres, y a estas alturas siguen sin llamarme la atención. Prefiero dedicar el escaso tiempo disponible a otras; a veces, hay que saber decir que NO. Y es verdad que queremos abarcarlo todo, lo cual es imposible.
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